En Astrología Psicológica, Plutón es un planeta que saca el lado más luminoso y oscuro del ser humano. Aclarar que todos los planetas, en Astrología, pueden funcionar bien o mal (funcional o disfuncionalmente) y Plutón se expresa disfuncionalmente como lo más bajo y destructivo del ser humano: a través de miedos irracionales, corrupción, dominación extrema, depravación, paranoias, obsesiones (auto)destructivas, manipulación, impotencia, violencia, etc. Funcionalmente, Plutón permite tener una relación sana con el lado y poder oculto que reside en el ser humano desde siempre. Y sobretodo, permite transformar el infierno en algo luminoso.
Personas con el planeta Plutón fuerte y funcional en su carta astral: Nelson Mandela, Martin Luther King, Marie Curie, Sigmund Freud, Roman Polanski, Friedrich Nietzsche, Dante Alighieri, Phillipe Petit, Pablo Iglesias, Mahatma Gandhi, Edith Piaf, Louis C. K., etc.
Recomendaciones para quienes vivan disfuncional a Plutón: 1) reflexionar sobre la moralidad (el bien y el mal), 2) practicar deportes extremos que permitan activar nuestro instinto de supervivencia (actividades extremas, por lo general, que nos hagan sentirnos cerca de la sensación de muerte), 3) darnos espacios para vivir nuestra oscuridad de forma que no perjudique a otros, 4) no esconder ni ocultar la propia oscuridad pues es cuando se hace poderosa contra nosotros (hablarlo, ponerlo fuera), 5) reflexionar sobre la dominancia, el mal, el terror, el dolor, la muerte y todos los temas que suelen ser tabú, 6) no vivirlo como algo personal lleno de vergüenza y culpabilidad (Plutón es un planeta transpersonal, no personal), 7) con Plutón hay solamente dos opciones: superarlo o caer, doblar la apuesta o arruinarse, triunfar o morir, fortalecerse o traumatizarse, 8) llenar nuestra vida de cosas y prácticas hermosas (colores, diversiones, arte, luz, naturaleza, danza, amor, sonrisas, ternura, etc.), 9) disfrutar de una sexualidad profunda (prácticas tántricas, por ejemplo), 10) canalizar las obsesiones en profundizar e investigar aquello que despierta la obsesión, 11) Invertir en un acompañamiento con especialistas desde diversas disciplinas (psicólogos, coachs, entrenadores, etc.).
Empoderarse, así pues, es clave, pero integrando bien a Júpiter (desarrollo moral superior) y Saturno (conexión con la realidad).
El poema:
Querido Dios Salvaje,
a ti quiero dirigir
mi venenosa desconfianza,
lo único que siento,
una sospecha que no acaba,
por algo oculto inconfesable,
muy hondo,
que se estira hacia las estrellas,
y nace dentro de mis células,
un sentimiento de delito ancestral,
una culpa innatamente consabida,
el injusto pecado original,
herencia de un Dios pecador.
¡Cómo me aplasta el anhelo de un perdón!
¿Sobreviviré?
Son pesadillas,
miedos asesinos,
realismo mágico,
aquello que me impulsa a una existencia
que tolera presenciar
la risa de un sátiro,
la maldad cristalizada,
institucionalizada por espíritus,
sin olor, seca y madura.
Es fácil sucumbir a su poder,
sobre todo una vez que se siente,
es fácil demonizar su poder,
sobre todo cuando está en manos de otros.
Es horrible descubrirse
esclavo de quien tememos,
a quien denunciamos,
tú, inconcebible Leviatán,
Dios Salvaje que aceptamos,
condición de un Dios Civilizado.
¿Cómo reaccionar al descubrirse así?
Descubrirse como un bandido,
con el alma vendida,
ya,
sin posibilidad de marcha atrás,
con un destino trazado,
tragedia mascada,
imparable,
inercia de un inmenso castigo,
la caída de un cielo inconcebible sobre mí,
directo al alma desnuda,
a la tierna piel,
así acontece la tragedia,
de la pérdida de algo íntimo,
su Todo,
hasta ahora muy tierno,
rebosante de vida y más vida,
vida ya extirpada,
vida que jamás viviría.
Crudo mutilar y arrebato
proveniente de un Dios que creíamos bueno.
No es herida de torpe golpe,
sino la tortura de un sádico refinado,
la cirugía de un Dios terrible,
que habita en el más profundo Universo,
que se impregna en el ser humano,
con su poder hipnótico,
su promesa de fusión,
de orgasmo trascendental,
paraíso de depredadores.
Asciendo como vampiro,
señor de las tinieblas,
ángel caído.
Yo me invoco,
como renegado,
renuncio a Dios,
renuncio a la Vida,
declaro la guerra,
contra todo imperio del Dios Civilizado.
Me dejo dominar,
por el poder del Dios Salvaje,
por su magnetismo,
su atractivo,
el morbo de mirarle a esos ojos,
muy abiertos,
sin bajar la mirada,
a un Dios con la boca llena,
de venas y sangre ajena,
así es su naturaleza,
tentación sonambulista,
dulce tejer de una araña,
sutil pulso de fusilero,
pisada en hormiguero,
ansiedad de cocodrilo hambriento.
Hicimos de nuestra mayor impotencia,
de nuestra mayor insignificancia,
nuestro mayor poder.
El verdadero secreto
fue perderlo todo,
y perder el miedo a perder,
perder el miedo al miedo,
perder el miedo a morir,
a sobrevivir,
a sobremorir.
Transformando el infierno 
Hola Aleix,
Genial guía para los que estamos repletos de Plutón y no podemos subestimar nunca nuestra naturaleza, o se vuelve contra nosotros. Me quedo con la necesidad de expresarla, de algún modo u otro, mientras satisfaga la simbología plutoniana: todo o nada. Sentir su poder sin olvidarnos de la moral (Júpiter) ni la realidad (Saturno). Personalmente, necesito los bajones para subir con fuerza y conectar con ese poder. Tengo que cuidarme pero de no dañar a quienes tengo al lado. Por eso voy a guardar esos 11 puntos para tenerlos presentes. El poema me recuerda a este que escribí hace 4 años: http://dirhoenvers.blogspot.com.es/2012/05/apocalipsis.html. ¡Gracias por el post y un saludo!