Celos patológicos y naturales

Aunque me da vergüenza admitirlo, durante toda mi vida he tenido delirios del tipo celotípico. Eso significa que puedo tener la perturbadora certeza de que mi pareja me ha sido infiel (no siéndolo). Cuando soy celoso patológico pierdo toda la flexibilidad mental, dejo de dudar, me dejo llevar por horribles imágenes en mi cabeza y extrema ansiedad.

Es consabido que la imagen de una infidelidad despierta miedos e impulsos irracionales muy (auto)destructivos y no es de extrañar que los celos sean una de las primeras causas de rupturas de pareja, suicidio y violencia verbal y física. Subestimar o simplificar con moralidad barata este fenómeno es una irresponsabilidad.

Creo que los delirios (esos pensamientos de certeza) se combaten con educación emocional, terapia y reflexionando sobre cómo pensamos. Me va bien entrenar la duda, no olvidar que llego a una conclusión porque hago un proceso mental. Lo de menos es el delirio como producto… importa el proceso. Esto también lo trato entrando en contacto con mis demonios, leyendo sobre infidelidades, conversando sobre el tema, viendo películas…

De todos modos, existen los celos naturales que no son patológicos. No son agradables pero son naturales, tienen una función evolutiva que es alertarnos de una amenaza contra algo valioso.

Imagina que observas a una persona muy atractiva (por lo que sea) coqueteando con tu pareja. Lo más seguro es que sentirías celos, es algo instintivo. Podrás decir que si confías en tu pareja no habrán celos y me parece superbien pero siempre hay situaciones que pueden pillarnos con las defensas bajadas o en medio de una situación sentimental con la pareja un poco más delicada o en crisis. Tenemos derecho a la vulnerabilidad personal y a la vulnerabilidad de la pareja y ahí emergen emociones como los celos. Además, es un hecho que en relaciones aparentemente fuertes la aparición de alguien «mejor» puede desestabilizar (incluso romper) la relación así que los celos permiten prevenir y defender la relación. Sé que no suena muy ideal pero las relaciones son imperfectas, igual que los humanos.

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