Epistemología del simbolismo onírico

El código que presentan los estudiosos del simbolismo onírico no es fruto del mero estudio analítico, sino que requiere, además, un paciente y musical proceso de síntesis. Este código, para ser asimilado, debe aprenderse en un tempo pausado, a ritmo de rumiante, lo que choca frontalmente con el aprender acelerado tan común en muchas disciplinas académicas donde prima la cantidad de la información y no la calidad de su comprensión.

Comprender un símbolo recurrente en los sueños requiere un tiempo, una actitud y un trabajo personal que no tiene nada que ver con la captación intelectual de los conceptos abstractos con que la ciencia común interpreta el mundo (formas, fórmulas, matemáticas, mediciones, proporciones, leyes…). En casos como la Física o las Matemáticas es indiscutible que el agente invertirá un tiempo importante para poder comprender su objeto de estudio, no obstante, a la comprensión que hago mención debe añadírsele un requisito muy especial: la comprensión de la propia subjetividad para la comprensión objetiva de la subjetividad. Un psicólogo que estudiase las causas y la naturaleza de la simbología onírica y no pudiese acordarse de sus sueños ¿No sería por ello un psicólogo poco competente por muchos casos ajenos que estudiase? Mi propuesta parte de una premisa: Todas las técnicas son producto del ser humano y según cómo pensemos, percibamos o hagamos, la teoría de conocimiento de la ciencia queda determinada subrepticiamente por la subjetividad (a pesar de los serios esfuerzos para evitarlo). Así pues, a partir del funcionamiento de la subjetividad humana, querría criticar, en un sentido kantiano, la epistemología de la objetividad, con el fin de fundamentar paralelamente a ésta una alternativa epistemológica afín a las necesidades humanas.

Olvidamos, en la práctica, que nuestro cerebro está compuesto por dos hemisferios y que, como convendría Cassirer, somos también, además de racionales, animales simbólicos. Por lo general, aunque tengo entendido que hay excepciones (10% de casos), se atribuye al hemisferio izquierdo la capacidad de analizar, razonar lógicamente, articular verbalmente, pensar linealmente. Es el hemisferio que ha acaparado toda la atención de la teoría de conocimiento del academicismo, la ciencia y el saber en general. Por su parte, nuestro hemisferio derecho se ocupa holísticamente de relaciones, patrones, configuraciones y estructuras complejas. A este hemisferio, igual que al sistema reptil de Paul McLean, se le atribuyen la mayoría de procesos del inconsciente. La analogía, propia de este hemisferio, permite comunicar lo que un lobo dominante da a entender cuando aprieta la cabeza contra el suelo de un macho adulto no dominante que intentaba copular con una hembra, pues tal acto es idéntico al de los lobos adultos cuando apartan a sus lobeznos de la comida a racionar. Estamos ante un caso de lenguaje metafórico, ante un vamos mocoso, compórtate.

Cualquier análisis formal precisa de un paso previo: formalizar lo que pretende analizarse (o analizar lo que pretende formalizarse). En cualquier caso, esto es posible identificando y nombrando clases, lo cual requiere de intuición y, en consecuencia, de haber estudiado un curso, intensivo por supuesto, para enriquecer la calidad y la cantidad de lo percibido. Esto no son más que experiencias no mediatizadas por una televisión: pura estética, diferentes miradas de un mismo mundo, pura vivencia y aceptación del ser, pura gestación del individuo intuitivamente objetivo, puro estudio donde hormigas y abejas reciben su instrucción. El antropólogo y epistémologo, experto en cibernética, Gregory Bateson, escribe en El temor de los ángeles:

“Para hacer silogismos categóricos, uno tiene que haber identificado clases, de suerte que puedan diferenciarse sujetos y predicados. Pero, fuera del lenguaje, no hay clases nombradas, ni relaciones de sujeto y predicado. Por eso los silogismos de la hierba deben ser el modo dominante para comunicar la interconexión de las ideas en todas las esferas preverbales”.[1]

Con silogismo de la hierba se hace referencia a una lógica de la metáfora que caracteriza el fundamento de todo lenguaje. La tesis, desde Freud, de que el consciente emerge del inconsciente, como la punta de un iceberg hace de su parte sumergida, exige una epistemología que se adapte a la naturaleza preverbal como en el caso del lobo macho dominante y el lobo adulto zarandeado.

De acuerdo con esto, manifestaciones en el consciente de nuestro inconsciente son susceptibles de un análisis semántico que empatice desde un entendimiento del mundo puro (ya hemos dicho dónde se estudia algo así). Con puro estoy diciendo natural y no cultural y con empatizar estoy diciendo comprender/intuir el interior de otros entes, lo cual lleva al conocimiento de las necesidades, los deseos y los problemas ajenos. Por ejemplo, el morderse las uñas (o soñar con perder algún diente) señala, en un importante número de casos, un estado inconsciente de agresividad reprimida, lo cual se induce de la observación[2] y el puro empatizar con animales sin pezuñas (o sin dentadura) en los que en dicho estado se encuentran carentes de medios imprescindibles para la expresión de la agresividad, ya sea para cazar, para defenderse o para el cortejo.

Sobre lo dicho es necesario hacer, al menos, dos aclaraciones: Primero, este empatizar tiene que hacerse, además, con el propio hombre en su animalidad. Hablamos de dos estados en particular: la infancia y su estado primitivo en el pasado lejano. En el segundo caso tendríamos que preguntarnos qué representaban para nosotros, cuando vivíamos en los árboles, algunos tipos de insectos u otros animales. Ello explicaría el rechazo instintivo a aquellos seres que fueron nuestros molestos, y a veces hostiles, vecinos. Segundo, el simbolismo cultural que aparece en los sueños puede someterse, en cierto sentido, a una interpretación natural. El inconsciente ha de pensarse como un constructo, en cierta manera histórico, por lo que este tipo de símbolos deberían remitirnos a nuestra historia personal, tanto a nuestra infancia como a vivencias importantes y expectativas de todo tipo, lo cual introduciría todo el corpus del simbolismo cultural. Bateson:

“Toda la conducta animal, toda la anatomía repetida y toda la evolución biológica, cada una de estas esferas está eslabonada dentro de sí misma por silogismos de la hierba, les guste o no a los lógicos”. [3]

Lo que aquí se está removiendo es una masa casi solidificada que podría estar fluyendo como agua blanda. Somos el iceberg en su totalidad, no sólo somos la diferencia que determina nuestra especie. El género abraza incluso lo que algunos nativos de culturas primitivas han identificado en sí mismos como el alma del bosque.

No es sólo entender el simbolismo involucrado en nuestra relación con el mundo, sino interiorizarlo (estamos de pleno en el hemisferio derecho) y esto es lo que hacemos cuando entendemos algo lo suficientemente bien como para tenerlo en cuenta inconscientemente. Ese algo interiorizado se diluye en la conciencia, se percibe como propio, como disposición sentida, como materia prima, increíblemente fértil ¿Y por qué digo materia? Porque si la lógica se ocupa de formas vacías (múltiplemente realizables en un sentido), entonces este algo inconsciente, que podemos llamar símbolo, no es una forma vacía sino es materia sin forma (lo cual significa que es irracional y múltiplemente realizable en un sentido contrario). C.G. Jung, experto en simbología del inconsciente, caracteriza el símbolo como representación de algo

“vago, desconocido u oculto para nosotros. (…) Nunca está definido con precisión o completamente explicado. Ni se puede esperar definirlo.”[4]

Puede verse que por la complejidad de los procesos inconscientes se exige un cierto margen para lo que no puede ser conocimiento absolutamente consistente o para lo que no puede someterse a falsación. Y ello por la imposibilidad de medir sentimientos, motivaciones, sensaciones, emociones, sueños, miedos, etc. Además, y esto es lo preocupante, las premisas a presuponer en una hipótesis en el caso de un experimento serían del tipo que sólo los estudiosos del inconsciente podrían ver.[5]


[1]Bateson, Gregory y Mary Catherine, “El temor de los ángeles: epistemolo­gía de lo sagrado”, Ed. Gedisa, 2000.

[2] El estudio de casos ajenos es imprescindible para comprender el fenómeno del simbolismo onírico, no obstante, y es una de las tesis que intento defender, esto no es suficiente. La introspección sería una condición fundamental.

[3] Íbid.

[4] Carl G. Jung, “El hombre y sus sím­bolos” Ed. Paidós, 1995.

[5] Soy consciente de que parece que propongo un reduccionismo puesto que he hecho mucho énfasis en que el inconsciente utiliza simbolismo natural para referirse a la agresividad, etc. No obstante,  la cosa se complica pues también hay simbolismo cultural. La cuestión es que los sueños dependen de lo que el inconsciente quiere comunicar y eso no significa que sólo quiera comunicar cosas básicas y con un lenguaje primitivo. Estamos totalmente inmersos en la cultura y de ello el inconsciente se nutre para comunicarse con nosotros.

Relación entre mente, cuerpo y sensación

Uno principios de la PNL es la estrecha relación entre mente, cuerpo y sensación (entiéndase la sensación como algo muy vinculado a la emoción).

Cualquier actividad en la mente repercute en el cuerpo y la sensación. Y lo mismo ocurre con el cuerpo respecto a la mente y la sensación, y la sensación respecto a la mente y el cuerpo. Esto será fundamental para producir cambios puesto que si quieres cambiar una sensación podrás operar sobre la mente o el cuerpo. Y lo mismo si quieres cambiar algo de tu mente, pues podrás tratar tu cuerpo o tus emociones.

Hace muchos años, una amiga me explicó que para sentirse segura cara a los exámenes de su Facultad, lo que hacía era repetirse mentalmente una y otra vez lo inteligente que era. Cuando me explicó ésto me percaté de que la relación mente y sensación era obvia.

Y no hace mucho, un antiguo compañero de Universidad estaba conmigo en una cafetería y vi que su rostro mostraba una expresión de claro malestar. La conversación se caldeó hasta el punto que mi excompañero me atacaba verbalmente. Y a mi no se me ocurría que le podía pasar… La sopresa que tuvimos fue reconocer que lo que le estaba generando malestar era su postura. En cuanto le invité a sentarnos en unos sofás y se levantó de su asiento, descubrimos que se había sentado sobre un cojín mal puesto. Había estado incómodo y ello había repercutido en la forma de pensar y sentir.

Algo parecido le ocurrió a mi hermano con el agua fria. Creía que su cuerpo era incapaz de soportar el agua fria puesto que cada vez que se duchaba con agua a menos de 20º C reaccionaba como si tuviera un ataque de pánico. Así durante muchos años hasta que descubrió que cambiando la respiración podía relajarse profundamente incluso con agua a menos de 10º C. Este es otro ejemplo en el que cambiando el modo de gestionar el cuerpo (la respiración) repercutía en el modo de gestionar las sensaciones (relajación).

Para acabar, quería compartir con todos vosotros esta interesantísima entrevista con uno de los mejores psicólogos del momento: Richard Wiseman. Entre otras cosas, de este video destacar cómo se ilustran presupuestos generales de la PNL como la relación pensamiento-emoción-cuerpo y la dinámica que tiene la conciencia a la hora de atender a unos elementos u otros.

Segunda parte de la entrevista:

http://www.youtube.com/watch?v=CjnnZ-HqhHc

Y tercera parte:
http://www.youtube.com/watch?v=Ax7wUtiOi54

El triángulo del amor, una teoría de Robert J. Sternberg

A) Teoría General

Tres componentes juegan un papel clave en el amor:

1- La intimidad

2- La pasión

3- El compromiso-decisión

triángulo del amor-Sobre la teoría:

a-Hay otros componentes, como la comunicación, y que forman parte de estos componentes «principales»

b-Esta división es muy útil

c-Está más allá del contexto social y cultural

d-Los tres componentes parecen ser distintos (no se implican necesariamente como sí ocurriría con la comunicación)

e-Otros autores concluyen lo mismo en esencia

B) Sobre cada uno de los componentes:

1- Intimidad

1.1. Definición: «se refiere a aquellos sentimientos dentro de una relación que promueven el acercamiento, el vínculo y la conexión»

1.2. Incluye diez elementos (hablamos de intimidad cuando se presenta una cantidad suficiente de estos elementos)

  1. Deseo de promover el bienestar de la persona amada.
  2. Sentimiento de felicidad junto a la persona amada
  3. Gran respeto por el ser amado
  4. Capacidad de contar con la persona amada en momentos de necesidad
  5. Entendimiento mutuo con la persona amada
  6. Entrega de uno mismo y de sus posesiones a la persona amada
  7. Recepción de apoyo emocional por parte de la persona amada
  8. Entrega de apoyo emocional a la persona amada
  9. Comunicación íntima con la persona amada
  10. Valoración de la persona amada

1.3. Génesis: Autoexposición como inicio de la intimidad. Derribar muros. Esto contribuye a que el otro también se autoexponga.

1.4. Peligros: sentimientos respecto a ser una persona independiente y autónoma. Esto implica la búsqueda de un equilibrio entre intimidad y autonomía.

2-Pasión

2.1. Definición: «estado de intenso deseo de unión con el otro» (Elaine Hatfield y William Walster)

2.2. Propiedades:

  1. Expresión de deseos y necesidades
  2. No es necesariamente sexual
  3. Pueden haber otras necesidades como el sentimiento de pertenencia, la sumisión (por educación hay mujeres que han identificado el amor con la subyugación).
  4. Prospera en base al refuerzo intermitente: “recompensa periódica, a veces aleatoria, de una determinada respuesta a un estímulo” Es más probable que uno pierda interés o deseo por una cosa, y que se aburra, si siempre logra una recompensa cuando la consigue, que si a veces la logra y a veces no. También, a veces, es mejor desear que lograr. Por otro lado, si alguien no lograra nunca lo que desea se frustraría y la pasión se acabaría
  5. Se alimenta de la intimidad (y viceversa). Aunque a veces se oponen (por ejemplo, con una prostituta, o por la creencia de que la intimidad interfiere en la satisfacción sexual)

3- Decisión / Compromiso

3.1. Dos aspectos (que no se implican necesariamente)

  • A corto plazo: decisión de amar a otra persona
  • A largo plazo: compromiso de mantener ese amor

3.2. Propiedades.

  • Es lo que mantiene la relación cuando se dan los casi inevitablemente altibajos
  • Hay implícito o explícito un objetivo que marca el fin del compromiso. Pueden tenerse distintos conceptos del fin de este contrato (desamor, fin de la vida, etc.)
  • Compromiso con una persona no implica el compromiso con el tipo de relación

B) Propiedades del triángulo

1- Tabla:

prop

2- Tipos de amor y subtipos

2.1 Sólo…

Intimidad:  amor amigo

Pasión:  amor insensato

Decisión-compromiso:  amor vacío

2.2 Combinación doble de…

Intimidad + Pasión :  amor romántico

Intimidad + Compromiso:  amor y compañerismo

Pasión + Compromiso:  amor vano

2.3. Combinación triple de…

Intimidad + Pasión + Compromiso:  amor consumado

2.4. Ausencia de los tres componentes:  El no-amor.

3- Diferentes cursos de la intimidad, la pasión y el compromiso (en la relación).

El curso de la intimidad en función a la duración de la relación

el curso de la pasión en función a la duración de la relación

-el curso del compromiso en función a la duración de la relación

4- La Geometría del triángulo del amor

4.1. Cantidad de amor y formas del tríangulo:

area del triángulo como índice de la magnitud del amor

forma del triángulo en función del tipo de amor

4.2. Compromiso.

-Relaciones entre los niveles reales e ideales de compromiso:

relaciones entre los niveles reales e ideales de compromiso

-Relaciones entre el grado de compromiso de dos individuos en una relación:

relaciones entre el grado de compromiso de dos individuos en una relación

«El triángulo del amor. Intimidad, pasión y compromiso», Robert J. Sternber. Ed. Paidós.

La estructura semántica en lingüística cognitiva

A continuación hago un resumen del Capítulo 3 del libro «Introducción a la lingüística Cognitiva» de M.J.Cuenca y J. Hilferty y que trata sobre la estructura semántica (o semántica y gramática):

En este capítulo se hace un recorrido por diferentes casos que recogen una de las tesis de la lingüística cognitiva, a saber: el carácter no composicional del lenguaje, la importancia del contexto, de nuestro conocimiento del mundo, de las estructuras gramaticales, de los dominios cognitivos lo cuales dibujan el marco que abarca una cantidad importante de casos de un tema (por ejemplo: ser soltero) y que determinan qué conceptos son más o menos prototípicos, es decir, más o menos representativos de un tipo (dominios cognitivos idealizados). Así pues, ¿el Papa sería soltero?. He aquí un caso poco prototípico.

Para exponer esta idea, el capítulo se vale de diferentes diferenciaciones. Primero, a partir de los conceptos de base y perfil, donde el término definido (perfil) necesita de un marco (base) más amplio (por ej. la rodilla) para ser comprendido. Segundo, a partir del concepto de conceptualización. Así, un mismo contenido proposicional puede tener diferentes interpretaciones (un vaso con agua por la mitad puede “verse” como medio vacío o medio lleno). Tercero, A partir de los conceptos de contenido y estructura. Según la estructura gramatical, según las categorías gramaticales que asignemos al contenido, el significado varía. Por ejemplo, no es lo mismo decir un coche bomba que, en inglés, “a car bomb”. En el primer caso, estamos hablando de un tipo de coche y en el segundo, de un tipo de bomba. Cuarto, a partir del concepto de construcción gramatical. Esta vez, ya totalmente inmersos en la lingüística gramatical, el texto presenta diferentes estructuras gramaticales con un significado propio (independientemente del contenido). Por ejemplo, “No + SV [infinitivo] + SV [gerundio]” como en el caso de “No me hice rico tirando una cosa”. Es curioso comprobar que, literalmente, esta frase dice que no se hizo rico, justo lo contrario de lo que entendemos. Por último, destacar que estos significados muchas veces dependen de nuestro conocimiento del mundo, como puede verse claramente en los casos “¿Tienes bolígrafos?” y “¿Tienes bolígrafo?”, ambos apropiados pero sólo según el contexto.