Publicación sobre celos masculinos en el poliamor y la Novogamia en el ‘Journal of Transpersonal Research’

Recientemente, me han publicado un artículo en la Journal of Transpersonal Research sobre los celos masculinos en el poliamor y la novogamia desde una perspectiva biologicista.

Aunque un meta-análisis (Harris, 2003) ya descartó diferencias en la forma de vivir los celos según el sexo por razones biológicas, he explorado igualmente esta perspectiva. Además, yo lo exploro en el contexto del poliamor y creo que ahí está la novedad y la relevancia.

De hecho, en mi artículo intento no perder de vista la influencia significativa de los factores ambientales (que configuran distintas distribuciones de recursos materiales y parejas sexuales y diferentes dinámicas de cooperación y competición) y culturales.

Además, argumento que la monogamia (o algo cercano a ella) ha sido probablemente el sistema predominante de nuestros ancestros, incluso desde el Pleistoceno (hace casi 3 millones de años) lo cual sugeriría muchas más similitudes que diferencias entre hombres y mujeres. La norma habría sido la relación de pareja estable y de apego para invertir en una crianza prolongada y costosa. Además, las altas tasas de mortalidad materna podrían apoyar estas ideas. Así pues, no se sustentaría un modelo histórico y prehistórico de macho alfa que acapararía la mayoría de las hembras.

El artículo que os compartía de Harris (2003) aborda con mucho rigor y plausibilidad todo este tema. Por si os interesa.

No obstante, en nuestros días, parecería que hay evidencia de que el comportamiento sexual en humanos se va alejando del modelo monógamo, lo que se puede observar en aplicaciones como Tinder o la emergencia, todavía minoritaria, del poliamor y novogamia (un modelo muy flexible del que hablo en el artículo).

Por lo tanto, aunque no se hayan documentado claramente las diferencias entre hombres y mujeres en la vivencia y expresión de los celos por motivos evolutivos, esto se ha hecho sobre todo en relaciones monógamas por lo que no significa que no existan tales diferencias en otros modelos de relación o que no puedan ir emergiendo en el futuro si se dan ciertas condiciones ambientales que hagan adaptativas dichas diferencias.

Tampoco lo sé, mi sospecha sigue ahí.

Me tienta desarrollar un estudio que investigue la posible correlación entre rasgos dominantes en hombres, celos sexuales y atractivo sexual. Sería esencial poder controlar variables como ‘heridas de la infancia’, patrones de apego, tipo de relación y nivel de dominancia efectiva (ya que una persona puede exhibir rasgos dominantes sin ejercer una dominancia tangible en su entorno).

Sospecho que aquellos individuos con ciertas inseguridades o que están conectados con miedos más primarios (relacionados con la supervivencia) podrían arrojar resultados relevantes en esta línea de investigación. Una estrategia interesante para ello podría ser medir las respuestas automáticas a los celos (en vez de conductas complejas), como sugiere el estudio que he compartido, el cual indica que sí se hallan diferencias en la expresión de celos entre sexos cuando se considera la actividad cardíaca, un indicador que generalmente escapa a nuestro control consciente.

En fin, el artículo que me han publicado aborda todo tipo de cuestiones relacionadas con los celos y la conducta vinculada a la la sexualidad, la pareja y la reproducción. Si os apetece un poco de densidad de la buena, aquí lo tenéis.

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