En Febrero del 2011, mientras que cursaba Filosofía en la Universidad, exploré la idea de cómo un filósofo (o filósofa, se entiende) de la ciencia se puede enfrentar a la tarea de desafiar al conocimiento normalizado.
Hoy publico este texto en el que hablo de las presiones sociales, de la influencia de su instinto psíquico, de todos los límites hacia el librepensar (el hacer del filósofo). Ello lo podremos observar incluso contra la ciencia y en ella me voy a centrar. No se trata de ningún ataque a la ciencia pues también podríamos aplicarlo, por supuesto, a la Astrología y a la presión social que existe, igual que en la ciencia, en la comunidad de astrólogos, estudiantes, curiosos, clientes, etc. para usar determinados modelos teóricos y técnicas asociadas.
En esos tiempos cursaba asignaturas en Biología, Lingüística y Psicología, por ello es un texto un poco exigente y muy interdisciplinar. Se compone de cuatro partes: 1) Los conceptos como los ladrillos del conocimiento, 2) El ser humano cuando no había lenguaje ni conocimiento (evolución, instintos e inconsciente), 3) La presión social como sesgo (importancia de separar moral y realidad), 4) Apuntes sobre una revolución cognitiva.


Introducción
Este trabajo nace de la siguiente pregunta: ¿Qué diferencias hay entre un científico que puso en crisis el paradigma de su época y cualquier otro científico ortodoxo seguidor de cualquier línea de investigación?
Por supuesto, mi propuesta no será aplicable a todos los casos en los que hubieron revoluciones científicas, no obstante, creo que permitirá definir el perfil de un tipo de científico revolucionario.
Entonces, ¿Cuál es mi propuesta? Mi idea es que una vez sepamos cómo funciona el conocer humano, entendamos qué y cómo le condiciona, entenderemos mejor su producto, el conocimiento. Y gracias a este saber podremos tomar medidas y así mejorar la calidad del conocimiento.
Primero de todo, presentaré algunos supuestos básicos para construir el resto del trabajo. Esto será presentar el supuesto metafísico del cognitivismo el cual combina los supuestos epistemológicos del mentalismo y realismo. Para ello intentaré explicar qué son los conceptos y por qué son tan importantes.
Segundo, frente a la creencia de que la razón y el rigor del método científico son suficientes para asegurar la objetividad, defenderé una perspectiva basada en la evolución del ser humano. En esta reconstrucción histórica podremos comprobar cómo y cuándo se han desarrollado nuestras capacidades. Lo que intentaré demostrar básicamente es cuán hondamente tenemos instalado el sistema operativo de nuestros ancestros primitivos.
Tercero, a partir de estudios en Psicología Social y otras disciplinas, relacionaré la sociedad con la calidad del conocimiento creativo que supuestamente atribuiremos al científico revolucionario.
Por último, una vez dejada clara tanto nuestra dimensión primitiva como nuestra dimensión social, presentaré mis ideas sobre el científico revolucionario.
Parte A. Supuestos teóricos
1.El mentalismo
Cuando hablo de ciencia lo hago desde un punto de vista muy concreto y es desde el mentalismo. No pienso que cuando hable de manzanas haga referencia directa a las manzanas reales. En este sentido, no soy realista. Así pues, al decir que soy mentalista estoy diciendo que la mente actúa como mediadora entre el mundo y nosotros. Es decir, cuando me refiero a las manzanas lo hago mediante el concepto de manzana, que a su vez estará conectado con otros conceptos y otras entidades mentales como las sensaciones o las creencias. Por todo esto, la expresión del lingüista Alfred Korzybski “El mapa no es el territorio” sintetizaría esta postura.
Por otro lado, pienso que hay una realidad, es decir, creo que existen estas manzanas independientemente de que existan mentes humanas para percibirlas.
Dentro de esta dicotomía pienso que es absolutamente posible hallar estrategias para que esta realidad sea susceptible de ser conocida intersubjetivamente lo cual hace que rechace una postura epistemológica absolutamente subjetivista o relativista. Aunque el mentalismo supone decir que no tenemos relación directa con las cosas sino que la información que nos llega no es más que una interpretación de la realidad, creo que existen diferentes grados de interpretación que van desde lo más abstracto y ambiguo hasta lo más concreto y unívoco. Defiendo, pues, que hay conocimientos más seguros que otros.
Por ser mentalista creo vital considerar seriamente todas aquellas disciplinas que involucran la mente, a saber: psicología, lingüística, pedagogía, antropología, sociología, filosofía, biología y un largo etcétera. Todas ellas aportan conocimientos para averiguar cómo producimos mapas para explorar el territorio. Por esta razón este trabajo no ha podido hacerse sin recurrir a gran cantidad de disciplinas.
Además, el camino hacia este conocimiento interdisciplinar requiere la disciplina filosófica de la epistemología pues creo vital diferenciar formas de conocer y tipos de conocimientos en función de:
– Los procesos cognitivos involucrados
– Las metodologías formales empleadas
– Los tipos de objetos a conocer
2.La ciencia
La ciencia, pues, sería una de las mejores estrategias para explorar y describir el mundo. Según el tipo de objeto estudiado, la descripción del mundo implicará tomar ciertas precauciones epistemológicas. Describir (y no digo explicar) cómo se forma un copo de nieve difícilmente requerirá tomar precauciones epistemológicas del tipo socio-cultural (más adelante veremos que algunas creencias sociales pueden impedir conocer el mundo). No obstante, la descripción del proceso de cristalización del agua que da la ciencia, aunque válida, no tiene por qué ser una descripción reduccionista, es decir, su descripción mediante determinadas variables no tiene por qué agotar todas las posibles variables involucradas en el proceso de cristalización. Así pues, podrían integrarse otras descripciones también válidas.
Cuando un conocimiento descriptivo resulta incompatible con otro entonces, para mí, eso no es ciencia descriptiva, sino ciencia en mayúsculas. Entonces, en este último caso, creo que estamos hablando de que la información descriptiva ha sido procesada de forma que han derivado ciertas conclusiones, han establecido conexiones con otros conceptos, ajenos a lo investigado, ha habido un proceso de abstracción que acarrea tomar ciertas precauciones epistemológicas. Es decir, intento decir que las teorías científicas, lo que supone la ciencia en mayúsculas, son el producto de un complejo proceso donde factores psico-sociales podrían adulterar la racionalidad del método científico.
Es aquí donde creo vital explicar la teoría del proceso de conceptualización y abstracción (en adelante me referiré a este proceso como simplemente “proceso de abstracción”) y que refiere a por qué hay conceptos que son de mayor calidad y por qué al estructurarse adecuadamente permiten conocer y percibir el mundo de una forma más cercana a la realidad. Es una cuestión de grados: hay sistemas conceptuales más “reales” que otros y, en ese sentido, más veraces. La división entre territorio y mapa se explica en este proceso.
3.Proceso de conceptualización y abstracción
“Cuanto más articulado y complejo sea el sistema de conceptos que utilicemos para dar cuenta de una parcela determinada de nuestra experiencia, tanto más articulado y eficaz será también nuestro conocimiento de la realidad derivado de esa parcela” José A. Díez
3.1.¿Qué son los conceptos?
1-Son las unidades elementales para el pensamiento y el conocimiento humano.
2-Son entidades abstractas producidas por el intelecto humano.
3-Son conjuntos de objetos.
4-Permiten a los sujetos epistémicos conocer el mundo real y orientarse en él:
“Si hemos de funcionar eficazmente, nuestro sistema cognitivo ha de disponer de algún mecanismo que le permita conferir estabilidad a un entorno desestructurado, diverso y cambiante. Es decir, debemos aprender a identificar y clasificar los objetos y los acontecimientos, así como sus propiedades y las relaciones que se establecen entre unos y otros”
5-No son palabras aunque estén íntimamente ligadas a ellas.
La idea básica de este apartado será poder concluir que los conceptos no son más que el resultado de un proceso. Así pues, por esta razón, cualquier intento de comprensión de un concepto requerirá una reconstrucción de dicho proceso. Por ejemplo, Foucault era bien consciente de ello y son conocidos sus estudios sobre conceptos como la locura, la sexualidad, el saber o el poder. No obstante, el filósofo francés no se interesó por el proceso cognitivo de conceptualización y abstracción sino que su propuesta se basaba en un abordaje histórico.
3.2.¿Cómo se forman los conceptos?
Independientemente de que conozcamos algo o no, el ser humano se relaciona con el mundo con ayuda de conceptos. Esto, así pues, presupone un mundo:
“Mundo real (“externo”) es todo aquello que no se identifica con el sujeto epistémico, y que está compuesto de diversas clases de objetos. (…) Nos limitamos a observar que por “mundo real” no ha de entenderse necesariamente sólo la totalidad de los objetos físicos ni mucho menos sólo la totalidad de los objetos detectables por nuestros sentidos. (…) Sean cuales sean los objetos reales, si logramos conocerlos y reconocerlos es gracias, entre otras cosas, a los conceptos de que disponemos. Los conceptos nos permiten identificar, diferenciar, comparar, etc. los objetos de los que consta el mundo real”
Para que entendamos qué es un concepto es vital qué comprendamos cómo se forman. En la formación de conceptos, lo que llamaré “proceso de conceptualización”, partimos de la experiencia que tenemos de este mundo. Así, del paso del mundo al concepto hay un proceso.
Supongamos como ejemplo el proceso cognitivo en el que yo llegara a conceptualizar la experiencia de un barco. Para esto supongamos que yo no supiera qué es un barco y que careciera del término lingüístico de “barco”.
1-En primer lugar, recibiría información de este barco a través de los sentidos. Así, yo miraría al mar, la imagen del barco entraría por mi retina y empezaría a ser interpretada por mi cerebro. Esto supondría un primer filtrado, por ejemplo, por las leyes de la Gestalt.
2-En segundo lugar, de esta información percibiría conscientemente sólo una parte. Para el éxito de mi percepción debería tener conocimientos y conceptos previos que me hicieran capaz de captar esa nueva realidad. Por ejemplo, conocimientos como que algunos materiales con propiedades determinadas pueden flotar en el agua. Además, el no tener conocimientos más específicos sobre las partes de un barco me impediría percibir la gran cantidad de diferencias que cualquier marinero sí sería capaz de percibir.
3-En tercer lugar, cuando alguien viera mi rostro de sorpresa (pues podemos suponer que produciría asombro ver un barco por primera vez) y me preguntara sobre mi visión, yo señalaría el barco ostensivamente con el fin de que me entendiera.
4-En cuarto lugar, proferiríamos algún tipo de sonido que nos sirviera para referirnos al barco. Este sonido podría ser por ejemplo la descripción “casa flotante”.
5-En quinto lugar, cuando viéramos más cantidad de barcos, podríamos acabar generando una etiqueta que definiera el conjunto de “casas flotantes”: el “barco”.
Así pues, hasta aquí, este proceso lo haría con una base sensorial.
Sin embargo, los problemas epistemológicos más graves empiezan en lo que yo llamo “proceso de abstracción” y que se inicia donde acaba el proceso de conceptualización. En este nuevo proceso, en el que ya se pierde la base sensorial (es decir, cuando dejamos de tener experiencia directa con la cosa) podemos entender los límites y las posibilidades de los conceptos:
Supongamos ahora que veo ante mí lo que parece a ciencia cierta una pelota de fútbol (que enseguida perderemos de vista).
1-En primer lugar, podríamos emitir un enunciado observacional del tipo “Eso es una pelota de fútbol”. Aquí vemos que utilizamos ya el lenguaje lo cual implica estar instalados en un sistema conceptual bastísimo. Análogamente al punto 2 del proceso de conceptualización, la calidad de un enunciado observacional supone conocimientos, conceptos, criterios metodológicos fiables, etc. Por ejemplo, para cerciorarme de que fuera una pelota de cuero de fútbol podría acercármela a la nariz y oler el característico olor a cuero. También debería tener conocimientos sobre el deporte para el cual ese objeto, la pelota, cumple una función.
2-En segundo lugar, dejaríamos de ver la pelota y daríamos un salto de nivel de abstracción. Así, al recordarla, podríamos abstraer su descripción y acabar hablando de una “esfera” en vez de una “pelota” por lo que habríamos eliminado el contenido material de la pelota y ahora sólo sería una forma tridimensional de cierto tamaño.
3-En tercer lugar, podría pensarse que una esfera es como hablar de lo “perfecto”. Relación de ideas que hizo por ejemplo Aristóteles al pensar los cuerpos celestes. O también, por asociación personal, podría encontrar similitudes con el “aleph” del relato de Borges.
Vemos cómo podría llegarse a identificar la cosa en sí, que sería una pelota de cuero de fútbol, con el concepto de perfección o de aleph borgesiano.
4-Así pues, finalmente, podría darse el caso, quizás de un modo un poco forzado, que estuviera en una conversación sobre fútbol y yo me refiriese a la pelota de fútbol como la “esfera”, “lo perfecto” o “aleph”. En el primer caso, posiblemente, me entenderían porque es consabido que a las pelotas de fútbol se les llaman “esféricos”. No obstante, los otros dos casos son acepciones de la definición de pelota de fútbol que solamente yo compartiría por lo que dichas formas de nombrar la pelota de fútbol no cumplirían su función comunicativa.
A continuación, el proceso completo («Levels Of Knowing And Existence: Studies In General Semantics» de Harry L. Weinberg):
Otra forma de explicar el proceso de abstracción
El proceso de abstracción es el proceso por el cual se forma el significado de un concepto. Este proceso explica 1) por qué un concepto tiene un significado y no otro, 2) por qué un concepto es más o menos abstracto.
El proceso de abstracción empieza a la mínima posibilidad de que podamos introducir palabras. Veamos qué quiere decir esto. Esto que tienes ante tus ojos más allá de la pantalla es el Mundo Real (la pantalla incluso). ¿Qué es lo más simple que se puede decir de algo del mundo real? ¿Qué palabras son las más sencillas?
Lo más básico es hacer una DESCRIPCIÓN sensorial. Por ejemplo, esta silla. De ella puedo hacer una descripción en términos sensoriales. Describo lo que percibo: el color, el tamaño, la textura, el peso… A esto yo lo llamo lenguaje concreto y supone un nivel de abstracción muy bajo, de nivel 1. Diremos que cuanto más alto sea el nivel de abstracción más abstracto será el concepto utilizado.
Subamos un nivel de abstracción. ¿Cómo vamos más allá, cómo subimos un nivel de abstracción? Significando lo anterior…
Hay una gran diferencia entre DESCRIBIR y SIGNIFICAR, entre una descripción y una significación. Sólo por la posición donde están situadas podemos deducir que “describir” es algo menos abstracto.
DESCRIBIR es decir lo que uno ve, lo que uno toca, oye. Representa un nivel de abstracción muy bajo por esta razón.
Pero al SIGNIFICAR uno pierde de vista lo sensorial. A diferencia del “describir”, la acción de “significar” no necesita de lo sensorial porque no dice lo que sus sentidos perciben. La acción de “significar” necesita de lo ya conceptuado, de lo ya hecho lenguaje. Una descripción, no, necesita el mundo real.
¿Y qué es entonces significar? ¿Qué es exactamente? Significar es juzgar y abstraer.
Significar es coger esta silla y juzgarla en algún sentido. Por ejemplo, para mí una silla es un mueble. Estoy estableciendo una relación, esto implica JUZGAR, es hacer una relación. También podría juzgar esta silla de una forma más subjetiva, más personal, en ese caso, podría decir que esta silla es cómoda. Vemos cómo significar supone decir lo que una cosa es, y esto se puede hacer de una forma muy subjetiva o poco.
Por otro lado, significar también es ABSTRAER. Significar, además de ser un juicio de algo, es una abstracción de algo. Una abstracción de algo supone coger una parte de este algo, es decir, supone coger alguna propiedad de este algo y quedarte con esta propiedad como si fuera una totalidad y no sólo una parte.
Aquí hay niveles, ya lo veis, por ahora sólo 2, pero pueden haber muchísimos más. Veamos cómo continua la cosa. Antes, para subir de nivel habíamos significado la descripción sensorial. ¿Y ahora? ¿Podemos significar la significación? Sí, podemos.
Y así podríamos seguir un nivel más, y otro, y otro, y otro…
Veámoslo de otra manera. Por ejemplo, imaginaros que esta figura es una representación de esta silla. Y esta representación de esta silla sería fruto de una descripción donde habríamos percibido con los sentidos sus propiedades menos abstractas, más concretas.
Ahora, al decir que esta silla es cómoda estoy significando, porque estoy juzgándola como cómoda y estoy abstrayendo de esta silla la propiedad de ser cómoda y que representa este cuadradito rojo, propiedad que estaba, para mí, implícita en las propiedades elementales de la misma manera que si la silla pesara una tonelada, la propiedad de ser “pesada”, también estaría implícita. Por supuesto, había dicho que se puede significar de una forma más o menos subjetiva y yo ahora he optado por algo subjetivo, yo me estoy involucrando en las significaciones. Si dijera que la silla es un mueble, la significación sería mucho menos subjetiva. Me involucraría muchísimo menos.
Sigamos.
Puedo significar que esta silla que es cómoda, por ser cómoda, es PRÁCTICA. ¡Pam! Otro juicio y otra abstracción: “La comodidad es práctica”. El cuadradito rojo que teníamos antes -y que representaba la propiedad de ser cómodo- también contiene sus propiedades y también le acabo de abstraer una propiedad en particular, en este caso, la propiedad de ser práctico.
Y ya llegados a este punto, para seguir y acabar de entender que es un concepto muy abstracto podríamos ir todavía más allá y significar esta silla tan práctica como algo BUENO.
Algunas consecuencias para la calidad del conocimiento
1-La importancia de conocer el proceso es tal que si alguien ahora me hablara de esferas yo pensaría en una esfera del tamaño de una pelota de fútbol. He aquí la cuestión: en nuestras conversaciones, lecturas, textos, discusiones, etc. aplicamos constantemente conceptos que son producto de procesos muy personales por lo que después hay malentendidos. Además, cuanto más abstracto es el concepto más fácil es la confusión a no ser que se explicite, por ejemplo, en qué enunciados observacionales uno se ha basado. Un buen ejemplo: Heidegger.
2-La ciencia puede presumir de tener un protocolo suficientemente estricto para evitar usos de conceptos personales. No obstante, no están exentos de problemas como iremos viendo.
3-Los conceptos, cuando implican relaciones complejas de ideas, conforman juicios. Así, por la dinámica de los procesos aquí expuestos, la calidad de un juicio puede medirse por la calidad de su proceso.
4- Igual que al percibir algo necesitamos previamente de ciertos conceptos. La adquisición de ciertos conceptos nos habilitan para percibir nuevas realidades (y que podrán ser conceptualizadas por primera vez). Según el antropólogo Gregory Bateson:
“existe en el Pleroma [en el mundo exterior e independiente del sujeto cognoscente: el nóumeno kantiano] toda una cantidad de regularidades, que no están nombradas y están listas a que se las recoja. Pero las distinciones y diferencias que se usarían en un análisis no están todavía trazadas a falta de los organismos para quienes las diferencias podrían tener sentido”
Parte B. El reciente surgimiento de la razón y la conciencia
1. La historia del hombre
1.1.Evolución humana
Muchas de las discusiones acerca de los diferentes conocimientos podrían solventarse si contextualizáramos el surgimiento de la ciencia en la historia de la evolución humana. La simple idea de que la razón (y la conciencia) es una de las últimas adquisiciones de la especie homo sapiens sapiens y que todavía estamos tanteando, podrá ayudar a definir las condiciones indispensables para elaborar una epistemología objetiva.
Así pues, a continuación exploraremos cómo y cuándo llegamos a ser lo que somos. Para ello, exceptuando el caso de los primates no humanos y los pueblos tribales, deberemos partir de las evidencias fósiles que hoy en día se disponen y que son la base para el estudio de la evolución del cerebro humano.
Como veremos, la evolución además de dotarnos de un cerebro más grande también nos lo hizo mucho más complejo (ver imagen).
El cerebro disfruta de una compleja red de interconexiones entre las actividades sensoriales y motoras y las áreas de asociación. A medida que el cerebro de los primates aumentó, sus capacidades sensoriales y analíticas se diferenciaron también neurológicamente, de modo que actualmente diversas áreas del córtex se pueden definir histológicamente. En los Primates superiores, por las presiones durante el crecimiento y desarrollo, estas áreas del cerebro se han expandido no rebasando los límites sino aumentando en repliegues o circunvoliciones y en la profundidad de los surcos (Aiello y Dean 1990).
El punto de partida que propongo son los chimpancés, especie de la que nuestro pariente Austrolopithecus se separó hace 9 crones (millones de años) debido a la Gran Falla oriental de África.Llama poderosamente la atención el alto nivel de encefalización de este orden y cómo el neocórtex se va replegando sobre sí mismo lo cual implica un alto desarrollo en áreas de asociación (áreas terzarias) que afectan directamente a la memoria y al aprendizaje. Para explicar esta importante evolución se han planteado dos grandes hipótesis: la ecológica (en la que el desarrollo cognitivo resultaría de una adaptación necesaria para conseguir alimentos como gusanos, termitas, nueces, etc.) y la social (en la cual la adaptación estaría promovida tanto por la competitividad como por la cooperación).
Una característica crucial es que podemos observar que el chimpancé destaca por su gran adaptabilidad lo cual se muestra en:
-Su dieta. Los chimpancés son omnívoros. En proporción, y debido a su tasa metabólica, comen sobretodo frutos, semillas y arilos. Luego le seguirían, a considerable distancia, hojas, médulas, flores, brotes tiernos, raíces y cortezas. Y por último, en una proporción generalmente menor al 10%, consumirían insectos y otros productos de origen animal. Destacar, además, que se ha constatado que hacen uso de una gran cantidad de plantas medicinales. A diferencia de otros primates, su base trófica no es innata sino que se basa en la experiencia y en el aprendizaje. Como veremos, esto se adapta a un estilo de vida muy cambiante.
-Su entorno. En cuanto al tipo de entorno por donde se mueven, estos primates son muy dispersos, es decir, su especie destaca por una alta plasticidad ecológica. Además de verlos en bosque denso también se ven en bosques pantanosos y en sabana abierta, subsaheliana, con condiciones climáticas de marcada aridez en determinadas épocas del año. Así pues, no son exclusivamente forestales. Esto implica encontrarlos en entornos con precipitaciones medias variables (entre menos de 1000 mm y 6000 mm), humedad media variables (entre 25% y 95%) y temperatura media variables (entre 10 grados y 35 grados).
-Su organización social. Es habitual la caza cooperativa a colobos, monos azules y otras especies de primates. Para ello dividen roles mientras cada uno hace lo que le toca en el más absoluto silencio: por un lado están los perseguidores que se ocupan de separar la presa de la manada (en el caso que formara parte de una manada), luego están los que forman paredes laterales que hagan encauzar a la presa y, finalmente, hay un par que están adelantados y esperan la presa a la cual matan a golpes y mordiscos. Es interesante observar que el macho dominante no come más ni empieza el primero a comer. Y es que se observa muy poca agresividad en el reparto de la presa. Además, la actividad de la caza la inician después de una opípara comida vegetal y nunca durante un período de excitación que podría haber sido provocado por interacciones grupales.
El chimpancé también destaca por su alto nivel de cognición. Éste se muestra en:
– La capacidad para el uso y fabricación de simples herramientas como ramitas peladas para pescar termitas y hormigas, hojas medio masticadas utilizadas como esponjas para absorber el agua de la lluvia que queda entre las hendiduras de los árboles o las rocas, piedras utilizadas como martillos para abrir frutos secos, etc. Esta capacidad muestra dos fases: una, la exploratoria, en la cual el chimpancé se aproxima al objeto y se pregunta qué hace (esto lo hace muy concentrado y serio); y dos, en la que se pregunta qué cosa concreta podría hacer con el objeto.
– Su capacidad de reconocimiento ante el espejo cuando el resto de animales se comporta ante la reflexión como si se tratara de otro individuo. Tan sorprendente como las observaciones hechas cuando un miembro del grupo moría lo cual ha llevado a afirmar que tienen noción de lo que es la muerte.
Lo anterior no pretende ser una muestra exhaustiva del chimpancé sin embargo con ello dispondremos de una base etológica para comprender lo que catapultó a los primates a la sofisticación cerebral hasta llegar a lo que somos.
A partir de este punto analizaremos los diferentes cráneos de las especies que representan los diferentes momentos de la evolución humana. También haré algunas referencias al esqueleto postcraneal. En concreto me fijaré en aquellos rasgos que aporten información entorno a:
-El desarrollo de determinadas estructuras cerebrales (a partir de los surcos de las zonas que controlan, por ejemplo, el lenguaje, y que son visibles en los moldes endocraneales).
-El bipedismo (a partir de la posición del foramen magnum, la estructura pélvica, el pie, etc.).
-La dentición y el aparato masticatorio.
1.2.Australopithecus
Esta especie es el eslabón que une los primates primitivos y el género Homo. Los más antiguos datan de hace 4 crones aproximadamente y vivían en África. En nuestro caso sólo analizaré las especies Afarensis y Africanus.
A. Afarensis
Esta especie datada hace 3,6 y 3 crones se caracteriza por:
A-Gran achura de los zigomáticos.
B-Fuerte prognatismo.
C-Gran surco prenasal.
D-Escaso desarrollo de los lóbulos del cerebro (lo que hace que el cráneo tenga forma de campana).
E-Bipedismo: Foramen magnum adelantado (E1) y apófisis mastoides del occipital agrandado (E2) (respecto primates primitivos).
F-Cresta en el asterio. Músculos temporales llegaban al plano sagital.
G-Paladar y dentición primitivos, en forma de U, con raíces largas y curvadas hacia atrás. Hay diastema (G2).
Por A, C, F y G podemos deducir que tenían poderosos músculos para la masticación.
Por estas características y otras (como por la forma del tórax, la ubicación del íleon, la cavidad intercondílea del fémur y la plataforma tibial) puede asegurarse que el Austrolopithecus era un bípedo medio arbolícora.
Además, en relación al desarrollo de estructuras cerebrales hay un aumento del área de asociación posterior parietal. En cuanto al tamaño no hay aumento importante respecto a los simios (480 cc). Sin embargo:
“Podemos estar seguros de que Australopithecus fue un primate cultural, esto es, basado principalmente en una conducta aprendida y en un comportamiento social, aunque también, pero en menor grado, en un comportamiento instintivo genéticamente codificado” (Tobias 1991, pág. 830).
A.Africanus
En esta especie, la primera en ser descrita por el hallazgo del niño de Taung, sí que hay un aumento de la bóveda, probablemente alométrico. Además está presente, aunque poco desarrollada, la área de Broca y que es responsable del habla motora. Con mucha seguridad fueron los precesores de los Homo habilis.
Así pues, en sólo 500.000 años hubieron importantes mejoras.
En cuanto a la dentición esta especie perdió facultades masticatorias: desaparece la cresta de asterio, los diastemas y el eje buco-lingual del premolar 3 pasa a ser de 90 grados.
1.3.Homo habilis
Hace 2,3 – 1,8 crones vivió esta especie ya considerada del género Homo. Obviamente, esto fue considerado así no sólo por el aumento del tamaño cerebral sino también por su reorganización y por el desarrollo del uso de herramientas (evidenciado por la mayoría de hallazgos).
Características observables:
A-Expansión cerebral (entre 510 – 775 cc. De 640 cc de promedio) lo que supone un aumento de un 45,1% respecto al A. africanus. Mayor índice de altura supraorbitraria (A1). Expansión eminencias parietales (corresponde a las áreas 39 y 40 de Brodmann) y frontal (A2). Otros: Asimetría cerebral. Desarrollo de las áreas del lenguaje: Broca y Wernicke. Arterias meníngeas medias más complejas y ramificadas (para el riego sanguíneo de los lóbulos frontal y parietal).
B-Menor anchura de los zigomáticos.
C- Menor prognatismo.
D- Nariz con escasa o ninguna fosa subnasal.
E- Foramen mágnum más adelantado.
F-Caninos y premolares no sobrepasan los demás dientes. El tercer molar dismuye de tamaño.
Otros: Reducción generalizada de las estructuras masticatorias.
Del homo habilis sabemos que estuvo asociado a cambios climáticos que provocaron su transformación en homo erectus. También, como decía antes, hay constancia de que utilizaran útiles líticos de manera recurrente. La disminución de la dentición trituradora (premolares y molares) fue consecuencia seguramente de la selección direccional la cual, ante la reducción del aparato digestivo (consecuencia del aumento cerebral y la necesidad de economizar la cantidad de energía invertida en éste), pudo aprovechar la ventaja nutritiva de una dieta blanda de carne. No está claro si esta carne la obtenían por ser carroñeros o por practicar la caza obstinada, es decir, la persecución perseverante de sus presas hasta que éstas desfallecían.
En Homo habilis debió iniciar la adaptación a un econicho radiante mediante el imperativo termorregulador que, explicado en pocas palabras, explica adaptaciones propias de cazadores diurnos: si cazas de día bajo el abrasador sol de la sabana será mejor si tienes más superficie para sudar (y así evitar la hipertermia cerebral) lo que se traduce en un aumento de la altura (lo cual implica una reducción de demandas de agua). Por esta misma razón, también se acentuó el bipedismo con tal de alejarse del ardiente suelo (se corrían grandes distancias), se perdió la pilosidad y la piel debió pigmentarse (estas características serán del Homo erectus propiamente).
1.4.Homo erectus
Esta especie es la primera que se estableció fuera de África lo que es muy significativo en cuanto a habilidades para adaptarse a diferentes entornos. Además, a pesar de que se formaron una gran cantidad de poblaciones, se piensa que todas éstas estaban conectadas en forma de red. El Homo erectus vivió aproximadamente entre hace 1,9 y 1,6 crones.
Características observables:
A- Aumento del la capacidad craneal a 750-900 cc. Parte anteroposterior se alarga.
B- Torus supraorbitrario muy desarrollado.
C- Occipucio muy desarrollado (con acusado torus occipital y gran angulación del occipital y gran área de inserción nucal).
D- Disminución tamaño molares.
E-Gracilización mandíbulas.
F-Líneas temporales anteriores y posteriores.
Otros: Aumento asimetría cerebral. No hay mentón. Prognatismo alveolar.
Además del desarrollo de técnicas y uso de herramientas más sofisticadas (modo tecnológico 2, el cual permitió, por ejemplo, cazar a distancia por lo que aumentó el tipo de animales a cazar), hay constancia (Dmanisi) de que cuidaban a los enfermos y parientes.
Uno de los hallazgos más interesantes se encontró en el interior de la cueva de Swartkrans (Sudáfrica) de hace 1,2 crones y en diversas localidades de Koobi Fora, en el lago Turkana (Kenia), de hace 1,6 crones. En ellos se encontraron indicios de fuegos importantes. En un principio, sólo serían capaces de mantener el fuego y no de producirlo. Mucho más tarde, hasta el inicio del Pleistoceno Superior hace 120.000 años, no se piensa que se supiera producir. Con la aparición del fuego, y su producción, se explicaría cómo fueron capaces de abandonar los ambientes cálidos para los que estaban muy adaptados. También, con el fuego, pudieron ahuyentar a los predadores nocturnos. Y eso no es todo, el dominio del fuego trajo consigo otras innovaciones: los homo erectus pudieron independizarse de la luz solar pudiendo así conquistar el interior de las oscuras y frías cuevas. Además, pudieron ablandar los alimentos y ampliar tipos de alimentos a ingerir. No obstante, seguramente lo más importante fue el trabajo mental que supuso dominar el fuego lo que lleva a los expertos a pensar en que su uso les haría desarrollar autocontrol con los estímulos que solían ser automáticos. Esto se debe a que manipular fuego exigía atención, prudencia, comunicación y organización social. Y es que la vida del grupo estaba en juego por lo que seguro que tuvieron que desarrollar gran cantidad de habilidades.
1.5.Homo sapiens neanderthalensis
El homo sapiens que precedió el proceso de especiación hasta el homo sapiens sapiens vivió en África hace 400.000 años.
No obstante, por otro lado, el homo sapiens neanderthalensis (hay razones para considerarlo homo neanderthalensis), especie propia de Europa y Próximo Oriente, vivió paralelamente y aisladamente por períodos glaciares al homo sapiens arcaico hace 120.000 años hasta su extinción hace unos 35.000 años. Su análisis nos servirá para entender también el homo sapiens arcaico:
A- El tamaño craneal sorprende por su gran tamaño: 1520 cc de media (se han encontrado hasta de 1700 cc). Tamaño que es incluso más que el nuestro (lo que es todavía un interrogante a resolver). Estructura cerebral y riego sanguíneo.
B- Abombamiento frontal por desarrollo del lóbulo cerebral.
C-Reducción del área de inserción de los músculos nucales.
D-Prognatismo mediofacial.
E-Neumatización de la cara. Sobretodo, del maxilar superior.
F-Retroceso de los músculos masticatorios (retroceso del hueso zigomático).
G-Nariz ancha.
H-Grandes dientes. Incisivos muestran gran desgaste.
I-Aparición del espacio retromolar.
J-Aplanamiento de la bóveda craneal.
K-Foramen magnum retrasado (también es un interrogante).
L-Escama occipital está abombada (moño).
M-Ojos “a lo gafas Raven”.
N-Torus supraorbitario desarrollado.
Además, debido al gran uso que hacían de los dientes anteriores: ausencia de fosas canicas, aplastamiento de los zigomáticos, proyección anterior de los bordes de obertura nasal, robustez de los huesos nasales, proyección anterior del nasio y reducción del surco supratoral por encima de la glabela.
Podemos afirmar que ya disfrutaban de un bipedismo completo. También se sospecha que tuvieran un lenguaje hablado pues tienen una capacidad cerebral y vocal parecida a la nuestra. Sí que es sabido con seguridad que fabricaban y usaban herramientas de madera, hueso y piedra y que con ellas hacían hachas, puntas de flechas afiladas, etc.
Destacar que hace sólo 200.000 años se halló en el yacimiento francés de Pech de l’Azè una costilla de bóvido con marcas que prueban el surgimiento de habilidades intencionales, secuenciales y acumulativas.
1.6.Homo sapiens sapiens
Y por fin llegamos a lo que somos y esto sólo ocurrió en África hace 100.000 años cuando luego pronto nos expandimos por todo el planeta (según la hipótesis “Out of Africa”).
Como decía antes, el homo sapiens sapiens sufrió una pequeña reducción alométrica del tamaño cerebral (aunque neurológicamente eran superiores). Son fruto de ellos la revolución simbólica que provocaron durante el Paleolítico Superior europeo a base de pinturas rupestres. Esta revolución es un signo que indica que la cultura humana había madurado. Y es que se han encontrado de esa época instrumentos con función ornamental y litúrgico.
2. ¿Qué somos?
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Es fundamental para el fin de este trabajo empezar a comprender hasta qué profundidades el comportamiento humano, así como los contextos socio-culturales donde se produce conocimiento, está estimulado por necesidades (y actividades) primitivas que tienen como objetivo:
-Seguridad, comida y sexo.
-Dominancia, posesión y territorialidad.
-Cooperación, compartir, compasión, grooming, solidaridad.
-Establecer una familia.
-Ética.
Es muy cierto que la cultura nos ha hecho mucho más complejos y, por lo tanto, las necesidades profundas como la seguridad no se basan ya sólo en el sobrevivir y no ser agredidos físicamente sino que la sensación de seguridad se ha vuelto más exigente y variable. Por estar inmersos en una cultura y para tener éxito en ella nos vemos sometidos a la exigencia de objetivos que no son sólo los de nuestros ancestros (que también). Ahora necesitamos, además, un buen trabajo, estabilidad económica, conocimientos, vivencias, etc., es decir, otras necesidades/objetivos que se subsumen dentro de una interpretación inconsciente y abstracta de las necesidades/objetivos primitivas de la seguridad, el afecto, el placer, etc.
Este marco conceptual sobre la redimensionalidad de las necesidades humanas es uno de mis pilares teóricos para este trabajo. Me interesará mucho demostrar la hipótesis de que en muchos casos no tener bien satisfechas algunas necesidades podrá influir en la producción de conocimiento. Por ejemplo, un nivel bajo de seguridad o un nivel bajo de sentir afecto puede hacer que una persona se acomode en determinados paradigmas que suponen la garantía de entablar relaciones de amistad, de paz y compartir por compartir (lo cual está completamente relacionado con entornos sociales determinados como equipos de empresas, departamentos, grupos de investigación, cursos, etc). Esto es muy complejo porque es una peculiaridad en el ser humano. Necesitamos, por ejemplo, seguridad y, según nuestra idea inconsciente de ello, la satisfaremos de unas forma u otra. Y es que la multiplicidad cultural ilustra muy bien nuestra complejidad y adaptabilidad individual.
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El ser humano es un ser socio-cultural. El esfuerzo por comunicarnos y comprendernos suscitaron los cambios cerebrales que hoy nos hacen los que somos. Así adoptamos el asociarnos como estrategia para satisfacer nuestras necesidades más básicas.
La formación de la sociedad humana moderna se basó en lo siguientes pilares:
-Establecimiento de la familia nuclear con un macho único. Ello, en la forma más común, la monogámica, era una forma estable y ordenada de relacionarse dentro del grupo (esto explica la gracilización del hombre) y de asegurar el desarrollo óptimo de una descendencia que debía pasar un largo recorrido de cinco etapas para desarrollar todas sus facultades. Así pues, esta forma satisfacía las demandas de seguridad, comida y sexo. Además, con la sofisticación de la sociedad, la familia adquirió una dimensión de institución económica y política.
-Mito y religión (hace 80.000 años, seguramente más).
-Control sistemático de recursos.
-Manipulación del fuego.
-Eficaz cooperación social (por ejemplo, en la caza cooperativa o en la conservación del fuego).
-Construcción de viviendas.
-Desarrollo tecnológico. Llaman la atención las jabalinas usadas hace 400.000 años, las lanzas de Schóningen, puesto que demuestran en la práctica una profunda comprensión de las leyes básicas de la balística.
-Transmisión de conocimientos y técnicas.
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No seria hasta la emergencia del alfabeto cuando podríamos decir que iniciamos una nueva fase. Después de haber estabilizado pictogramas (hace 12.000 años), de haber desarrollado escrituras logosilábacas, sintetizando cada vez más, en aras de la practicidad, todos aquello signos, llegaron los silabarios semitas los cuales estaban basados en el principio de fonetización. Y con ello llegó el preciadísimo alfabeto consonántico (hace 3.600 años). La expresión abstracta había nacido con su emergencia. La escritura iba a ser el estímulo perfecto para sobrepasar todos aquellos límites que había tenido la cultura oral. Todo era más flexible, más accesible, más fácil de propagar, de corregir. Perfecto para abrir nuevos horizontes, para emprender caminos más lejanos. Con los primeros enunciados teóricos de Tales de Mileto y las primeras argumentaciones, la filosofía iba a inaugurar una nueva etapa.
3600 años son muy pocos desde una perspectiva evolutiva, demasiado pocos como para esperar estar desvinculados de nuestra animalidad. Todavía es demasiado reciente la conciencia y el lenguaje como para pretender que nuestra naturaleza se haya adaptado a nuestra condición hipercultural. De hecho, nuestra morfología no se está adaptando a una vida no animal. Por lo contrario, ha frenado su tendencia a evolucionar:
Lenguaje metafórico y control de instintos
La sofisticación o redimensionalidad de las necesidades (y los objetivos) humanas sofisticaron la propia conducta humana (así como su morfología cerebral). Dichas nuevas exigencias provenían de la cultura y fueron las responsables del surgimiento del lenguaje y el control de los propios instintos.
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Sobre el lenguaje ya hemos mencionado hallazgos importantes que lo constatan (como el desarrollo de la área de Broca y Wernicke visto en las cavidades craneales de los fósiles). El desarrollo del pensamiento simbólico representaba el desarrollo de la capacidad abstractiva y que ya hemos visto que es condición de posibilidad para la producción de conceptos. De hecho, el lenguaje es un conjunto de conceptos (y reglas) que la mayoría de veces no refieren a un solo objeto sino que denotan clases.
Evidentemente, en un principio cabe suponer que nuestros ancestros no poseían la finura para diferenciar diferentes niveles de abstracción y que no eran conscientes de la naturaleza del propio lenguaje y, por lo tanto, podemos afirmar que su inmadurez simbólica se reflejó en su forma de modelizar la vida. La religión y el mito se presentan así como el fruto de un estadio primero de confusión epistemológica. Incluso hoy en día, aunque guardando las distancias, nos cuesta movernos ágilmente por los diferentes niveles de abstracción. Y es que una de las reflexiones que marcará la diferencia en ulteriores reflexiones de este trabajo es que todavía arrastramos el pensamiento simbólico más primitivo: el metafórico.
El uso de metáforas muestra perfectamente la capacidad abstractiva y la confusión epistemológica. Pongamos como ejemplo la metáfora “aquel argumento fue su derrota”. Dicho sintéticamente, estamos relacionando dominios diferentes, a saber: el de la argumentación y el de la guerra.
Entre ambos dominios se establecen relaciones constantemente. Otro ejemplo: “Ataqué a mi adversario con todo lo que sabía sobre el tema”.
Las metáforas conforman una parte importante del lenguaje convencional y define un modo de procesar la información que son la base del lenguaje y del razonamiento. De hecho, las metáforas se utilizan para expresar conceptos complejos a partir de significados básicos. Por ejemplo, para explicar el difícil concepto de onda electromagnética puedo utilizar la metáfora de las ondas creadas por una piedra al caer en un estanque en reposo.
La capacidad abstractiva en las metáforas se muestra por el hecho de que para establecer una relación entre dos dominios es necesario ir a un nivel superior (más abstracto) donde “debatir” y “guerrear” compartan las propiedades relevantes en el caso tratado.
La confusión epistemológica se muestra por el hecho de que se están confundiendo dominios que están separados de la misma forma que las ondas electromagnéticas y las ondas del agua en el estanque pertenecen a dominios diferentes. Algunas conclusiones antes de seguir:
-El lenguaje metafórico está completamente integrado en nuestro modo de pensar y comprender el mundo.
-Las teorías científicas, en una primera aproximación al problema, podrían estar afectadas de dicho lenguaje.
-Las estructuras conceptuales implícitas en un lenguaje altamente convencional serían un condicionante problemática para el científico que pretendiera romper con su paradigma.
-Algunas disciplinas científicas serán más susceptibles de lo anterior. Sobretodo las menos matematizables como la psicología.
-Algunas disciplinas precientíficas podrían ser víctimas de la confusión epistemológica del pensar metafórico. Así, sus modelos teóricos, por falta de determinadas habilidades analíticas, incurrirían en errores conceptuales importantes o, simplemente, carecerían de estructuras conceptuales que mediaran conceptos de altísimo nivel y enunciados observacionales.
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Aunque no es lo frecuente, el lenguaje puede llegar a relacionar dos impulsos no límbicos, es decir, puede relacionar impulsos carentes de emociones. Esta característica, seguramente impulsada tanto por el propio lenguaje como por el tipo de actividades que hicieron necesario el desarrollo del lenguaje (p.e. el mantenimiento del fuego), nos lleva a la habilidad propiamente humana de control de los propios instintos. Esta habilidad, en palabras de Daniel Turbón:
«Puede, incluso, ir contra ellos, puesto que nuestro pensamiento simbólico no está necesariamente asociado a emociones, con la adecuada mentalización, o bien planeando estrategias de no retorno (por ejemplo, la anorexia, tirarse al vacío). El ser humano es capaz de suicidarse, incluso lentamente (huelga de hambre), o de abstenerse de sexo, nada de lo cual no se da en el mundo animal. Esta es una de las mejores pruebas de que existe una «libertad humana», base de nuestro comportamiento»
La cuestión de la libertad será crucial para la última parte puesto que una de mis tesis será que la objetividad es posible cuando ponemos en práctica esta libertad o, como prefiero decirlo, cuando nos liberamos de los condicionantes contraproducentes.
Así pues, la misma estructura de la sociedad humana, como el modelo de familia nuclear, impuso la práctica del autocontrol. Los intereses personales y los intereses del grupo tuvieron que ir a la par dada la gran complejidad de situaciones que más tarde, en la actualidad, exigirían tambien autocontrol (semáforos, burocracia, protocolos, salas de espera, etc.).
2.3. Consciente e inconsciente
La evolución humana, durante millones de años, deja en el aire muchas cuestiones que a lo sumo podemos hipotetizar, no obstante hay una cosa muy clara y es que nuestra naturaleza consciente emerge de nuestra naturaleza inconsciente. La propia estructura del sistema nervioso, en particular, del encéfalo, refleja una evolución que innova y mejora pero que mantiene, a modo de estratos, aquellos mecanismos que funcionaron exitosamente. Y es lo que ocurre, por ejemplo, con el sistema límbico, responsable del control emocional de respuesta a sensaciones tan básicas como el hambre, el placer, la ira, el miedo, etc. La vida en sociedad hizo imprescindible tal sistema. Y es sólo un ejemplo. Con el transcurso de los cientos de miles de años, el desarrollo de la corteza cerebral permitiría el desarrollo de nuestra capacidad más imprescindible: la consciencia.
Lo que en este apartado intentaré explicar brevemente será la relación existente entre conciencia e inconsciente, centrándome sobretodo en el último.
El tema del inconsciente lo abordaré desde las últimas investigaciones omitiendo así lo que Freud o Jung descubrieron sobre él. Aunque la perspectiva jungiana podría complementarse con lo que explicaré, pues su principal propuesta teórica hace hincapié en el propio código simbólico del inconsciente, voy a optar por recoger aquella información que haya podido ser contrastada mediante métodos fiables.
¿Qué es la conciencia? La conciencia es una innovación relativamente reciente cuyo funcionamiento todavía estamos tanteando en la vida cotidiana. No es de extrañar que actualmente vivamos en un mundo donde impere la parte animal del ser humano sobre su parte, digamos, más civilizada.
La conciencia nos proporciona la dimensión subjetiva, aquella dimensión que nos permite decir que vemos una noche estrellada. Ya no sólo vemos la noche sino que focalizamos la atención en ella y así podemos ser tremendamente eficientes en nuestra relación con ella (por ejemplo, mediante la astronomía). La consciencia selecciona una parcela relativamente pequeña de elementos y puede procesarla exitosamente mediante el pensamiento, la memoria, la percepción, el aprendizaje, etc. Otra de las utilidades de la consciencia es que nos permite, en palabras de John A. Bargh “viajar en el tiempo”. Es decir, podemos retornar al pasado y repensarlo al igual que podemos preveer el futuro y organizarnos según nuestras expectativas. De esta forma la conciencia nos ha agrandado el horizonte temporal, nos ha liberado, en cierta manera, del instante. No obstante, como veremos, esto sería absolutamente así de no existir el inconsciente.
El consciente tiene otra gran ventaja adaptativa y es su gran flexibilidad para adaptarse a situaciones nuevas. Esto se debe a que podemos entenderla como el centro de mando de nuestros actos, como un “sistema de control que permite la actuación e inhibición selectivas, anticipar, simular y planificar mentalmente”.
Neurológicamente, la consciencia implica la participación global de las neuronas. Sobretodo es fundamental que en los diferentes procesos psicológicos esté involucrada la corteza superior cerebral. Cuando esto no es así es cuando hablamos de inconsciente, es decir, de información procesada sin toma de conciencia pero con repercusión conductual.
Hasta hace poco se suponía que éramos conscientes de productos de procesos como la percepción, el aprendizaje, la memoria o el pensamiento (el llamado supuesto de correspondencia), no obstante, a la luz de determinadas investigaciones, no sólo no somos conscientes de gran parte de los procesos sino que en muchos casos tampoco del producto. Esto supone, en mi opinión, toda una revolución y algunas de cuyas consecuencias epistemológicas estamos explorando en este trabajo.
La experimentación que se ha llevado a cabo sobre el inconsciente suele basarse en el paradigma de disociación y que consiste en la diferencia constatada entre el procesamiento de información (operativizado, por ejemplo, mediante registros neuropsicológicos) y el procesamiento de información consciente y que el individuo especifica directamente. Así pues, se considera que ha habido cognición inconsciente cuando se ha procesado información que el individuo no ha podido especificar. Este paradigma, materializado sobretodo a partir del efecto priming, es utilizado sobretodo en el estudio de la percepción y la memoria inconsciente, no obstante, en el caso del estudio del aprendizaje y el pensamiento inconsciente la cuestión se complica.
Como es de esperar, las técnicas más recurrentes para experimentar con tal paradigma no son sencillas y han requerido el ingenio de los investigadores.
En el campo de estudio de la percepción inconsciente, a partir de la técnica del enmascaramiento, se concluyó que sí procesamos información que perceptualmente no había pasada inadvertida. No obstante, lo interesante son experimentos en los que la percepción inconsciente incidía a la hora de inducir estados motivacionales y afectivos o promover preferencias y elección de respuestas específicas. Es impactante pensar que palabras o imágenes aisladas puedan crear un efecto priming lo suficientemente potente como para generar efectos cognitivos, afectivos, motivacional y, en general, conductuales capaces de poner en duda, por ejemplo, la pretensión de elaborar y manejar conceptos con rigurosa objetividad. Parece inevitable plantearse que, en algún momento, procesos o actividades gnoseológicas queden adulteradas por la percepción inconsciente de algún elemento de nuestro entorno.
En el campo de estudio de la memoria inconsciente, lo que fue llamado “memoria implícita”, encontraron en la cognición y conducta de amnésicos contenidos de episodios supuestamente olvidados. Lo sorprendente de la experimentación con amnésicos fue la incorporación de pruebas indirectas que suponen no preguntar directamente por un contenido que se les ha pedido que memoricen, sino que se les pide hacer tareas en las que se manifiesta lo memorizado. Por ejemplo, si se les pide que memoricen doce nombres de personas y luego se les pide que escriban cincuenta nombres de personas. El rendimiento de los amnésicos en estas pruebas es enorme, casi normal en comparación con los no amnésicos. Las pruebas manifestaban que aunque los participantes no recordaban directamente lo memorizado de alguna forma lo retenían. Una vez más, lo interesante fue encontrar priming y otros fenómenos a causa de contenidos de experiencias del pasado que no eran recordados conscientemente. No obstante, actualmente ya es evidente que existe memoria inconsciente y las investigaciones se centran en desglosar su naturaleza.
Por lo contrario, en el campo de estudio del aprendizaje inconsciente, también llamado “aprendizaje implícito”, la experimentación se complica pues: 1) el tipo de información a estudiar (reglas, patrones, etc.) es mucho menos específico que en el caso del estudio de la memoria. 2) No hay garantía de que los individuos no confundan el conocimiento adquirido de forma consciente y olvidado del conocimiento adquirido inconscientemente. A pesar de estos problemas se acepta que los experimentos muestran que hay aprendizaje inconsciente en la medida que, como ocurre cuando aprendimos nuestra lengua materna, cuando estamos expuestos a situaciones complejas (p.e. gran cantidad de léxico y gran cantidad de reglas sintácticas) y así, durante un tiempo considerable, acabamos por tener aprendizaje sin haber tomado conciencia del proceso (al niño no se le enseñan explícitamente las reglas gramaticales y tan sólo experimenta su uso). Esto también se entiende con el condicionamiento pavloniano pues este otro tipo de aprendizaje se produce incluso sin tener conciencia de la contingencia de los elementos conectados. En este caso, creo que es interesante plantear la posibilidad real de que hayamos aprendido reglas de comportamiento que nos son totalmente desconocidos y que de tener conciencia explícita de ellas estaríamos de acuerdo en considerarlas en muchos casos contraproducentes para el estudio objetivo del mundo. En el siguiente apartado haremos un acercamiento a esta cuestión.
El último campo de estudio sobre el inconsciente en un proceso psicológico es el pensamiento. Para nuestros intereses parece el más determinante, no obstante es el campo de estudio menos estudiado y con más dificultades experimentales. En Holanda, Ap Dijksterhuis dirige un laboratorio en su estudio sobre el pensamiento inconsciente y puede presumir de enfocar la cuestión con gran prudencia y rigor metodológico. Uno de los experimentos más impactantes fue presentar a los participantes cuatro marcas de coches. Dos marcas tenían un 50% de atributos positivos y un 50% de negativos. Otra marca tenía 75% de atributos positivos y 25% de negativos. Y por último, la última marca tenía un 25% de atributos positivos y un 75% de negativos. Los participantes tenían que concretar qué marcas eran mejores que otras (a partir de la lectura de sus atributos). Para el estudio del pensamiento inconsciente se pidió que los participantes, durante el tiempo en que tenían que decidirse, estuvieran distraídos con una tarea. Por lo contrario, para compararlo con los que pensaban conscientemente, otros participantes pudieron concentrarse en deliberar qué marcas eran mejores que otras. Así pues, por ahora tenemos dos grupos: el grupo que se les deja pensar conscientemente y el grupo que no puede pensar conscientemente y que tendrán que pronunciarse sobre qué marcas son mejores sin haberlo pensado conscientemente. A esto hay que añadir una variable más y es que primero había poca información a tener en cuenta (cada marca tenía 4 atributos) y luego, en una segunda ronda, había mucha más información (12 atributos por marca). Los resultados están expuestos en la gráfica de la página anterior.
Puede verse que en el caso del pensamiento inconsciente éste obtuvo mejores resultados cuando tenía que procesar mucha información mientras que el pensamiento consciente obtuvo un resultado muy negativo. Por lo contrario, cuando había poca información que tratar el pensamiento consciente era más útil aunque el pensamiento inconsciente no obtenía tan malos resultados.
Así pues, como aclaración de todo lo expuesto en este apartado, el inconsciente no sólo es una realidad que está, nunca mejor dicho, implícita en los procesos psicológicos de cada uno, sino que podemos decir que tienen unas propiedades determinadas. Así a grosso modo y respecto al consciente:
-Mientras que el consciente está limitado tanto en aprehensión de cantidad de información a procesar (50 bits/s) como en tiempo a toma de conciencia (250 ms), el inconsciente no flaquea ante la complejidad pues puede procesar hasta 11.000.000 bits/s y solamente necesita 100 ms para hacer todos los procesos pertinentes ante la información que recibe.
-Mientras que el consciente es el resultado final que integra un sin fin de procesos, el inconsciente es el superconstructo que ocupa los estratos inferiores y que son la base de lo emergido en la conciencia.
-Mientas que el consciente es el centro de mandos de deliberación, el inconsciente es el piloto automático. Así, el inconsciente libera a la conciencia y se ocupa de las cosas automáticamente.
-Mientras que el consciente es analítico y convergente, el inconsciente es asociativo y divergente.
-Mientras que pensábamos que el consciente era aquel que tomaba todas las decisiones importantes, ahora empezamos a entender que muchas de las razones de nuestros pensamientos, sentimientos y actos están en nuestro inconsciente.
Parte C. Sociedad y conocimiento
1. La creatividad en sociedad
«Lo que consideramos evidente depende y tiene demasiado que ver con nuestra educación, nuestros prejuicios y nuestra cultura para ser una base fiable de lo que es razonable»
A. Chalmers
En este apartado exploraremos la relación entre conocimiento (supuestamente objetivo) y la vida humana en sociedad. En apartados anteriores hemos visto que estamos lejos de ser personas netamente racionales puesto que conservamos nuestra animalidad hasta en aquellas circunstancias que parecerían puramente racionales. Ahora veremos que nuestra pretendida libertad a la hora de juzgar el mundo está limitada por algunos efectos negativos de vivir en sociedad. El científico revolucionario tendrá que ser capaz de estar por encima de la presiones de grupo lo que esto se traducirá en, por ejemplo, no necesitar depositar su confianza en manos ajenas. ¿Un buen ejemplo? Copérnico.
Y es que en el día a día vivimos con otras personas en una gran superestructura que llamamos sociedad. De la misma forma que en los grupos de primates hay jerarquías y, por lo tanto, estatus (a respetar o desafiar), a nosotros nos pasa exactamente lo mismo: vivimos con otros siempre en severa jerarquía donde el dominante lo defino, muy cercano a Hobbes y Weber, como aquel que garantiza la “seguridad” de un “territorio” al persuadir a la mayoría de estar por encima de sus competidores. Dada la multidimensionalidad de la vida humana ahora el dominante no es el más fuerte sino que ahora la ansiada sensación de seguridad la transmite también el dinero, la inteligencia, el poder político… y lo que nos interesa, el conocimiento. Así pues, el conocimiento científico, entendido éste como producto socio-cultural por consenso entre expertos, también implicará una estricta jerarquía con dominantes respetados (reconocidos e incuestionados) que liderarán la compleja estructura del paradigma imperante.
Así, defenderé la hipótesis de que un científico (en este apartado me referiré a los intelectuales en general) se verá limitado, incluso perjudicado, por determinadas prácticas típicamente sociales como es la práctica investigadora en equipo. Para empezar, el desafío al dominante implicaría la osadía de socavar la seguridad intelectual de todo un colectivo lo que es violento en sí. Por ello, de pertenecer a este colectivo (de una forma más o menos íntima) este desafío supondría el gran inconveniente de producir la incomodidad de aquellos que uno considera sus colegas (y, en cierta manera, sus iguales). Así pues, ¿Hasta qué punto el inconsciente no conduciría al individuo perteneciente a un colectivo a conclusiones que pudieran perjudicar, por ejemplo, el seguir sintiéndose seguro intelectualmente o socialmente? Más adelante leeremos en Collins otra gran desventaja de pertenecer íntimamente a un grupo y es que el individuo tiende a adoptar el pensamiento del grupo (lo que podemos suponer que disminuye las probabilidades de encontrar a un intelectual creativo capaz de desafiar el paradigma dominante).
Aunque la mayoría de veces no se puede prescindir de trabajar en equipo, es importante ser conscientes de lo que estamos halando aquí, que la labor en equipo podría en algunos casos entorpecer el camino de aquellos que pudieran desafiar con éxito al dominante. No obstante, aclarar que vivir en sociedad no es sólo un límite sino también una posibilidad pues tecnologías de la comunicación y la información ofrecen ventajas incuestionables. Además, aunque veremos que pertenecer a grupos puede ser muy perjudicial también podemos considerar que en su justa medida es necesaria pues puede enriquecer al individuo en su formación como intelectual o, simplemente, puede posibilitar llevar a cabo ciertas investigaciones que por su extensión (y necesidad de recursos) jamás podría hacerse en soledad.
La teoría de la creatividad intelectual del sociólogo Randall Collins nos ofrece un marco conceptual muy útil para comprender lo que a continuación desarrollaré. Éste interpreta la creatividad intelectual como un fenómeno social cuyo aspecto macro se explica a través de tres factores:
1- Un intelectual creativo recibirá suficiente “capital cultural”, es decir, tendrá acceso a unos conocimientos determinados.
2- El intelectual, como individuo, es un ser emocional que gestiona las emociones tales como la confianza, el entusiasmo o la agresividad (así como la pasividad, la depresión y el abandono) de una forma u otra. Esto lo llama la “energía emocional”.
3- Puesto que el intelectual está dentro de la sociedad y juega un papel determinado en él, podrá encontrar más o menos “oportunidades de mercado” en función a su ubicación en las redes de influencia y es lo que hace a uno estar mejor o peor relacionado, tener o no tener buenos contactos que pudiesen ayudarle a subir en la jerarquía del grupo social que le interesara (desde donde recibiría suficiente poder para desafiar a sus superiores).
La combinación de un adecuado capital cultural, energía emocional y oportunidades de mercado determinan el éxito o fracaso de un intelectual, sea un científico, un filósofo u otro.
Comúnmente parece que sólo el capital cultural es importante, sin embargo veremos hasta qué punto esto no es suficiente. No obstante, tener una buena formación académica, buenas influencias tanto en forma de profesores, compañeros, lecturas, y por qué no decirlo, familiares, es determinante para el desarrollo intelectual de un individuo que vaya a convertirse en un auténtico revolucionario de un paradigma.
El factor de la energía emocional lo exploramos al recorrer la dimensión primitiva del ser humano. En este recorrido nos introdujimos en la importancia de lo que, por ejemplo, hace que estemos sanos psicológicamente. En contra de lo esperado, esto tiene una repercusión tan grande en el conocimiento producido como es en el tipo de acumulación de capital cultural. Por ejemplo, según Randall Collins, el intelectual creativo suele caracterizarse por poseer una gran confianza en sus habilidades y una gran motivación en su trabajo. También, algo muy característico del intelectual es su vida solitaria, apartada del barullo de la sociedad, dispuesto a pasar grandes periodos de concentración (lo que implica una avanzada gestión de las emociones). De hecho, Collins escribe: “los intelectuales creativos son introvertidos, no extrovertidos”. Y sigue: “La creatividad intelectual no se hace en situaciones de grupo, sino en el trabajo en soledad, normalmente durante muchas horas al día”. Y ello lo argumenta diciendo que “cuanto más extrovertida es una persona y más centradas en el grupo son sus experiencias cotidianas, más probablemente resultarán tópicas sus ideas”.
En cuanto al factor de las oportunidades de mercado ya hemos mencionado indirectamente la importancia de los grupos. Estar muy involucrado puede ser pernicioso. Paradójicamente, es fundamental estar bien ubicado en las redes sociales pues dada la naturaleza social del conocimiento defendida por Kuhn donde un paradigma nuevo conlleva la adhesión de un número de científicos cada vez mayor, un científico sólo será auténticamente revolucionario si finalmente es capaz de recibir el apoyo general.
Matizar pues que aunque un intelectual tenga una vida solitaria esto no excluirá que se comunique periódicamente con personas influyentes. Un caso típico es Kant. El alemán fue el iniciador de la corriente idealista y ello gracias a su Crítica de la razón pura (1781). Gracias a las publicaciones en una famosa revista, en 1786 obtendría el reconocimiento a pesar de vivir aislado en Koenigsburg. Estas publicaciones encenderían la llama del idealismo, llama que avivaría la ilusión de comentaristas como Reinhold, Maimon, Beck, etc. y la cólera del metafísico opositor Jacobi y otros, menos encolerizados, como fueron Herder, Hamann, Herbart, Fries, Schliermacher, Schulze, Bouterwek, etc. A partir de este ejemplo histórico podemos comprender que el estar bien posicionado en las redes sociales no sólo es positivo en cuanto a poder convencer y empezar a tener seguidores sino que también implica una oposición que publicita y estimula, por competitividad u otras razones, el desarrollo del propio pensamiento. Otro ejemplo histórico de la importancia de las oposiciones fue el círculo de Viena que surgió en respuesta a la metodología del neokantismo y a interminables discusiones sobre física. Además, por la ley de los números pequeños (que dice, en nuestro caso, que en la estructura que conforma la sociedad hay un cantidad limitada de plazas para la eminencia creativa) las oportunidades de mercado quedan constreñidas por cuestiones tan materiales como son algunos empleos en ciertas instituciones como las universidades. Así pues, por ejemplo, el físico Mach recibió en 1922 una cátedra de historia y teoría de las ciencias inductivas, cátedra que no existía pero que fue creada para traer al físico a Viena. Y es que sin esa oportunidad de empleo Mach no hubiese podido trasladarse a la capital de Austria.
2. El poder contraproducente de los grupos
Pertenecer a un grupo implica compartir creencias, no necesariamente religiosas, sino también filosóficas o simplemente sobre cuestiones cotidianas. Las creencias son juicios que tenemos instalados en el inconsciente y que determinan lo que valoramos como importante. Así por ejemplo, un departamento en la universidad de filosofía, típicamente de pensamiento continental, compartirá la creencia del relativismo epistémico mientras que otro departamento, más analítico, compartirá el supuesto del realismo epistémico. Ambos departamentos tendrán buenos argumentos racionales para defender sus posiciones sin embargo al final habrán enunciados que a unos les parecerán evidentes, tomados como supuestos simplemente, mientras que otros los rechazarán. Uno de los objetivos de este trabajo es dar una solución paliativa a esta situación que cualquier escéptico o relativista aprovecharía a su favor. Sin embargo, es necesario comprender el poder de las creencias para poder “combatirlas”. Para ello utilizaremos los casos más reveladores y que encontraremos en la fe (pues entiéndase la fe como una expresión extrema de las creencias).
Aunque los creyentes religiosos presumen de que su fe se basa en un sentimiento transpersonal, a la hora de la verdad ocurre que la fe es algo muy relativo a la vida personal del creyente. Se ha observado frecuentemente que un individuo que cree en Dios y al que la vida le sonríe, no pondrá su fe en cuestión, y eso mientras millones de personas mueren cada día y de forma absurda. No obstante, cuando este individuo sufra personalmente alguna desgracia será cuando su fe se ponga en crisis.
Esto por un lado. Por otro, tomemos como ejemplo el caso real de una secta llamada “Los Guardianes”. Esta secta, en 1950, contaba con 30 personas y tenían la creencia de que una de sus líderes, Miriam Keech, era capaz de comunicarse con extraterrestres. En una de sus comunicaciones los extraterrestres le revelaron que se acercaba el diluvio del fin del mundo y que antes de que ocurriera tal acontecimiento apocalíptico salvarían a toda la organización enviando platillos volantes de rescate. Como es lógico, esa mujer, Keech, estaba loca de remate y no aparecieron dichos volantes (ni hubo cataclismo). Ante la evidencia del fracaso, Keeck volvió a “ponerse en contacto” con los extraterrestres y recibió una justificación de lo ocurrido: dado que Dios estaba impresionado por la luz difundida por el grupo había perdonado al mundo entero. Esto reforzó las creencias de la secta y los unió más que nunca. Este ejemplo creo que es muy útil para comprender el poder de la sociedad pues una secta es uno de los pocos casos en los que es posible que un individuo esté en un grupo y corte relaciones con otros grupos (y consigo mismo). Es una forma de aislar lo único que nos interesa: el cómo afecta a nuestra forma de ver las cosas el pertenecer a un grupo.
A continuación enumeraré las técnicas utilizadas en las sectas para asegurarse la anulación de la originalidad y que es, en último término, justo lo que valoramos a la hora de entender qué hace a un individuo alguien creativo.
1- Según Robert Cialdino, professor de Psicología Social en la Universidad de Arizona, una técnica muy utilizada es la del “pie metido en la puerta”. Esto ocurría en la secta citada arriba. Poco a poco el individuo entra en la organización hasta el punto que ha adquirido una responsabilidad que le ha hecho renunciar a demasiadas cosas como para echarse atrás. Como decía uno de los líderes de “Los Guardianes” después de la profecía no cumplida: «he abandonado prácticamente todo. He quemado todos los puentes. No puedo permitirme dudar. Tengo que creer». De una forma similar, aunque no tan drástica, cuando un individuo pertenece a una institución y asciende en su jerarquía (asumiendo así más responsabilidad) luego es menos capaz de renunciar a ello. Por lo contrario, un intelectual creativo debe poder romper con su pensamiento, debe poder rectificar errores llanos y errores de fundamento. Necesita dicha libertad.
2- Leon Festinger, de la Universidad de Stanford, definió la “disonancia cognitiva” como la tensión que se crea cuando, simultáneamente, tenemos dos pensamientos que no concuerdan entre sí. Así pues, en el caso de la secta de “Los Guardianes”, la tensión se solucionó haciendo que sus implicados se involucrarán todavía más (justificando el fracaso de la predicción). Una vez más, el intelectual creativo necesita poder corregirse de los errores mientras que la presión del grupo puede hacerle enfrentar a disonancias cognitivas de forma errónea.
3- Otra de las maneras de controlar a los individuos es controlar la información. Recordemos a Randall Collins y el capital cultural. Los grupos católicos, por ejemplo, evitarán facilitar a sus feligreses determinados textos como podría ser el libro “¿Por qué no soy cristiano?” de Russell o algún libro de Nietzsche. Una vez más, formar parte de un grupo puede impedir adquirir conocimientos que permitieran al intelectual creativo formar un pensamiento original.
4- La pérdida de la individualidad es otro de las estratagemas utilizadas. Por ejemplo, en mi estancia en el Ejército me raparon el pelo, me dieron un uniforme y me sumergieron en un tipo de pensamiento (y acción) en la que se daban por supuesto ciertas verdades incuestionables (y cuanto más las repetían más verdad parecían). Así, todo ello condicionó mis ideas durante muchos años.
5- Robert Lifton, profesor de Harvard y Yale, analiza lo que llama “Código secreto”. Esto refiere al tipo de lenguaje utilizado dentro de los grupos. Este lenguaje se caracteriza no por ser altamente especializado, como podría ocurrir en grupos donde el lenguaje técnico es necesario, sino por ser altamente difuso. Un lenguaje abstracto es susceptible de reinterpretarse según conveniencia. Es el caso por ejemplo de la religión donde sus dogmas se van reinterpretando a placer con tal de que su corpus teórico parezca coherente en todo momento. Algo parecido es lo que ocurre con el conocido efecto Forer y que consiste en que todos aceptamos descripciones generales sobre la personalidad. Así, muchos grupos tienen implícitas creencias muy generales sobre la personalidad de sus miembros de forma que el individuo se siente en su lugar.
6- Motivar a los miembros de un grupo prometiendo premios en forma de compensación económica o reconocimiento social es otra de las formas de sumergir a alguien en un grupo. Y esto es típico en equipos de venta.
7- Se ha constatado que cuando se provocan emociones la razón queda menguada. Así, los grupos donde se estimula la visceralidad consiguen anular el espíritu crítico. Una vez más, hagamos una lectura menos radical de este fenómeno: cuando hay dependencia emocional por un grupo (porque se concentran ahí muchas emociones) es muy difícil ser crítico con el objeto de cariño. Así, yo siendo militar no era nada crítico con lo que acabé apreciando.
8- El 23 de agosto de 1973, un presidiario de permiso entró a robar en un banco de Estocolmo. Después de 5 días, la policía entró y se encontró que los rehenes se ponían de parte de su captor. Este es el caso que dio nombre al “síndrome de Estocolmo” y que se define como la respuesta psicológica por la cual la víctima de un secuestro o de una situación de abuso desarrolla una relación de complicidad y gratitud hacia su secuestrador o maltratador. Este síndrome ocurre también en casos menos violentos. Es decir, tomamos simpatía por aquello que nos hace sufrir. Muchas veces ocurre que algo que nos ha hecho pasarlo mal, como es el estudio prolongado de un pensamiento difícil o la propia estancia en el ejército, hace a sus “víctimas” en seguidores devotos. Yo mismo todavía hablo muy bien de la vida militar.
3. La sociedad, un lugar hostil
«Es decisivo que la sociedad, en todos sus niveles, excluya la posibilidad de acción, como anteriormente lo fue de la esfera familiar. En su lugar, la sociedad espera de cada uno de sus miembros una cierta clase de conducta, mediante la imposición de innumerables y variadas normas, todas las cuales tienden a «normalizar» a sus miembros, a hacerlos actuar, a excluir la acción espontánea o el logro sobresaliente»
Hannah Arendt, que entiende la acción como un acto político que muestra la libertad creadora del ser humano, analiza nuestra sociedad como un lugar donde se impide deliberadamente diferenciarnos de los otros. Porque no sólo es que vivamos en una estructura donde se dificulte la excelencia sino que cuando ésta emerge se combate. El psiquiatra José Luis González de Rivera, en su libro “Maltrato psicológico”, analiza el fenómeno de la mediocridad como uno de los causantes del maltrato al que sobresale. El mediocre es aquel incapaz de valorar, apreciar o admirar la excelencia; y el excelente es aquel capaz de reconocer y apreciar lo bueno, notable, brillante u original, sea o no la artífice del objeto apreciado. El esquema que propone diferencia 3 grados de mediocridad estando en el grado más alto los que padecen el síndrome de mediocridad inoperante (MIA). Según este psiquiatra, este tipo de personas están totalmente faltos de originalidad, aunque se las den de pseudocreativos (intentan aparentar y, sobretodo, procuran ser reconocidos), y se caracterizan por su agresividad contra aquel que atisbe una pizca de genialidad. Estos acosadores encarnan el espíritu que llevaron a la Inquisición a cometer tantos crímenes. Y es que los ejemplos de personajes geniales que fueron atacados por ser diferentes es interminable (desde Sócrates hasta Einstein pasando por Cervantes). Como dice el filósofo Aprile:
«La inteligencia es como la arena que se introduce en los engranajes: puede obstruir los mecanismos. El genio es subversivo no sólo porque en vez de aplicar la norma la discute, sino porque, en su actuación, bloquea el camino habitual de todo el sistema burocrático». Por eso: «el poder de una organización social humana es tanto más fuerte cuanto mayor es la cantidad de inteligencia que logra destruir».
4. Los límites del conocimiento por prejuicios sociales
A continuación pondré diferentes casos donde se muestre que el conocimiento es perjudicado por creencias sociales. Haré una división de dos ámbitos muy diferentes. En el primero hablaré de casos donde el conocimiento que se maneja involucra la intimidad de las personas. En el segundo será conocimiento de gran interés político y económico.
4.1. Conocimiento e intimidad: el caso de la homosexualidad
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Los homosexuales siempre han estado perseguidos y la psiquiatría los estigmatizó. Hasta hace pocos años el DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) incluía la homosexualidad como parafilia. Sin embargo, finalmente fue excluida de la lista de trastornos mentales. También, hace sólo 6 años, las bodas entre homosexuales se legalizaron en España.
Detrás de todo ello hay una revolución social impulsada por grupos que estaban hartos de ser perseguidos y estigmatizados. La presión que han ejercido sobre los gobiernos, así como el movimiento intelectual que legitimaba todo lo que hacían (por ejemplo, la teoría Queer, la cual defiende que los conceptos sobre sexualidad, género, etc. son productos culturales y, por ello, completamente convencionales y exentos de determinismo), permitieron su integración social. No obstante, y aquí es donde quiero llegar, dado este contexto histórico, se hace absolutamente aconsejable no proponer hipótesis que afirmen que el fenómeno de la homosexualidad responde a factores psico-sociales y biológicos importantes y muy complejos.
No obstante, en cuanto a los factores biológicos, hay lo siguientes indicios:
A-Hormonas: los andrógenos son hormonas sexuales masculinas y son necesarias para la diferenciación entre sexos. Es lo que hace que los hombres desarrollen sus características únicas. Hay estudios que permiten pensar que existe una relación entre este tipo de hormonas (con las mujeres serían los estrógenos) y la orientación sexual. Los estudios de Dörner son el mejor ejemplo que he encontrado. Además, hay algunos estudios de este científico que involucra cuestiones psicológicas como por ejemplo el siguiente: en 1980 estudió a hombres alemanes nacidos entre 1934 y 1953. Entre los nacidos durante o inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial halló un número inusualmente alto de homosexuales. El 75% de las madres de homosexuales recordaron episodios de estrés durante el embarazo respecto al 10% de las madres heterosexuales.
B-Neuronales:
i) El núcleo intersticial del hipotálamo anterior (INAH) está relacionado con la conducta sexual. Estos núcleos son ricos en receptores de hormonas sexuales. La presencia de testosterona antes del parto estabiliza el número, la ausencia destruye neuronas y reduce el tamaño del núcleo. El tercer núcleo (hay varios) es el que muestra mayor dimorfismo sexual. El INAH-3 es mayor en hombres heterosexuales respecto a mujeres y hombres homosexuales. Autores de estos estudios: Levay (1991), Dörner (1976), Gorski (1978), Zhoy, Hofman.
ii) El núcleo supraqulasmático (NSQ) regula ritmos circadianos y, en animales de laboratorio, se ha asociado a conductas sexuales. Encontramos dimorfismo en este núcleo entre hombres y mujeres. Y lo que nos interesa: el volumen y número neuronal es el doble en homosexuales respecto a heterosexuales. Autores: Swaab y Hoffman (1990).
C)Genéticos. No quiero extenderme tanto. Cito algunos autores responsables de estudios que consiguieron mostrar una relación entre orientación sexual y genética: Bayley y Pillard (1991, 1995), Hamer (1993). No obstante, estos estudios han sido criticados por su metodología lo que no quita que revelen algunos datos interesantes como que se encontró que un 50% de los homosexuales que tenían gémelos varones eran también homosexuales. En cuanto a los mellizos esto se reducía un 24%. Esto en el caso de los hombres, en el caso de las mujeres los porcentajes variaron a un 48% y un 16% respectivamente.
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La tesis que quiero defender se basa en que la ciencia, generalmente, no investiga y valora la homosexualidad con el rigor y la objetividad que le correspondiera y ello debido a cuestiones éticas y políticas (sí, los científicos viven en entornos no esterilizados moralmente). ¿Por qué? Porque está mal visto plantear hipótesis que contradigan lo éticamente aceptado, por ejemplo: que la homosexualidad, al igual que otras orientaciones sexuales no heterosexuales, pudiera tener una explicación poco complaciente para quien no es heterosexual.
Pienso que la homosexualidad no se aborda con objetividad sino con una manifiesta predisposición a justificarla como idéntica a la heterosexualidad.
De entrada, mi visión sobre la homosexualidad sería automáticamente tachada de homófoba por el mero hecho de ser crítico con lo políticamente consensuado. Falazmente me acusarían de intolerante lo cual esconde una terrible confusión entre moral y conocimiento.
La cuestión es que creo que al implicar valores personales y sociales atenderemos a lo que nos interesa y acabaremos no haciendo ciertas conexiones, es decir, estaremos evitando experimentar con posibles relaciones conceptuales y fácticas que, de ser contrastas y confirmadas, podrían amenazar la moral políticamente correcta. Así pues, en mi opinión, mezclar la ética con la ciencia puede implicar errores epistemológicos muy graves.
Y es que la ciencia, teóricamente, no puede presumir de involucrar sentimientos personales en su metodología porque se arriesga a no ser imparcial en su estudio. Sin embargo, ahora nuestro objeto de estudio no es una célula (de la cual podemos disociarnos fácilmente)… sino que es algo íntimo, vital, extremadamente personal… Y es por ello que veo muy plausible que en el estudio de estos temas nos encontráramos con:
a- Subjetividad. Influye poderosamente lo personal y/o políticamente correcto.
b- Parcialidad. Se hacen interpretaciones precipitadas e interesadas.
c- Errores lógicos. Se cae en todo tipo de falacias.
d- Pobreza de pruebas. Se utilizan premisas carentes de peso y fácilmente rebatibles.
e- Dogmatismo. Se falta al respeto de quien piensa diferente.
Y es que a pesar de que hablar del fenómeno de la homosexualidad implica hablar sobre algo muy personal de las personas y, por tanto, requiere cierto tacto, pienso que puede tratarse la homosexualidad de una forma “fría” de la misma manera que en Psicología se tratan las emociones.
4.2. Conocimiento y mercado: el caso de la colza transgénica
Sobre esto hice un trabajo en la asignatura de “Filosofía de la Ciencia”. La corriente alemana de la filosofía de la ciencia (Methodischer Kulturalismus) se caracteriza por utilizar un modelo de interpretación cultural que integra tanto las prácticas de sus miembros, como los entornos materiales, simbólicos, organizativos y del bioentorno. Esta concepción integrada tiene en cuenta los condicionamientos políticos y sociales de la ciencia y la tecnología. La ingeniería genética, bajo esta perspectiva, se entiende de una forma muy diferente pues muestra la importancia de los poderes económicos y políticos a la hora de, por ejemplo, decidir investigar por un camino. Del trabajo que hice extraigo un fragmento representativo:
“Las redes de Monsanto abarcaban muchos de los principales engranajes políticos. Los científicos de la FDA (Food and Drug Administration), organismo regulador de Estados Unidos, se negaron a que en el primer mandato de Bush el Consejo de Competitividad comercializara los nuevos alimentos transgénicos. Como veremos en el punto 7 y 8, habían riesgos que tenían que tenerse muy en cuenta. La jugada del Consejo de Competividad, ávido por ser pioneros en la comercialización de estos nuevos alimentos, fue buscar una forma de anular la autoridad de la FDA. Para ello, trajeron a un comisario delegado de políticas alimentarías, y que era asesor jurídico de Monsanto, para que redactara la política oficial del país respecto a los OGM. Obviamente, este hombre, Michael Taylor, quien había redactado la normativa de la industria, definió una política que aterrorizó a la FDA ¿Pero qué se podía hacer? Altos puestos del gobierno estadounidense estaban ocupados por trabajadores directos o indirectos de Monsanto (directivos, abogados, investigadores, subsidiarios, etc.). Algunos ejemplos: Micky Cantor (Secretario de Comercio), Clarence Thomas (Juez del Tribunal Supremo), Lidia Wartrud (Agencia de Protección Medioambiental), Anne Veneman (Secretaria de Agricultura), William Ruckelshaus (Administrados jefe de EPA), Donald Rumsfeld (Secretario de Defensa), etc.”
Y en el artículo “Tecnociencia, Naturaleza y Sociedad: El caso de los cultivos transgénicos” de Alicia Massarini podemos leer: “Frecuentemente son los científicos quienes, autolegitimados desde el lugar de autoridad en que pretenden situar a la ciencia, utilizan argumentos engañosos y ajenos a sus especialidades tales como la necesidad de resolver el problema del hambre en el mundo, aumentar la competitividad o la urgencia de encontrar nuevas variedades, para justificar la necesidad de la rápida adopción de estas tecnologías. Enmascaran así la existencia de una disputa en la que compiten distintos intereses en juego -entre los que se cuentan los de su propia corporación-, y se hacen cargo de las banderas de las compañías transnacionales de agrobiotecnología, asumiendo que el cambio tecnológico es un acontecimiento inevitable e inherentemente progresivo.”
Parte D. Ciencia y revolución
1.¿Qué es la ciencia?
En esta última parte nos centraremos en la actividad propiamente científica.
El proceso de abstracción nos daba una base epistemológica para comprender, por ejemplo, cómo formamos conceptos para comprender el mundo. Ahora lo que nos importa es el proceso en el cual producimos conocimiento lo suficientemente riguroso y seguro como para llamarlo científico y así entenderlo como un conocimiento objetivo o, si los argumentos en contra del escepticismo no fueran convincentes, lo menos subjetivos y más seguros posibles dentro de lo posible.
El primer paso de este proceso es conocer el propio paradigma. Es decir participar en sus supuestos generales y metafísicos, leyes, problemas y tecnología. Todo ello, pues, supone un capital cultural que margina de entrada todos aquellos movimientos intelectuales que pretenden revolucionar desde la nada. Además, dado que el científico revolucionario debe conocer toda la estructura que conforma su paradigma esto incluye también dimensiones culturales y personales como son las creencias típicas de su tiempo y su relación con ellas.
El segundo paso es experimentar el mundo. Es decir, observar, medir, constatar lo que ocurre efectivamente en el mundo real. Y esto no supone hacerlo como decíamos en el proceso de abstracción sino que aquí se toman las precauciones típicas del método inductivo.
El tercer paso es casi simultáneo al segundo y consiste en describir lo experimentado a partir de enunciados observacionales (o empíricos). Será fundamental para mí propuesta entender que los enunciados observacionales se caracterizan por ser muy poco abstractos, es decir, muy concretos, y por lo tanto, ser descripciones de lo percibido por los sentidos (o por aparatos de medición). La importancia de este tipo de información recae es que aunque algunas veces suponga ciertos marcos conceptuales, en general, es información muy segura y, lo más importante, puede solucionar el problema de la inconmensurabilidad. Así, utilizando categorías simples como los que implican los cinco sentidos se puede generar una base de datos conformada sólo de enunciados observacionales. A esta base la llamaré “Base observacional” y defenderé que la falibilidad no la afectaría apenas (será el conjunto de teorías la que será susceptible de ser falible).
El cuarto paso es aplicar la lógica inductiva. En este momento nos dirigimos al quinto paso, la obtención de enunciados generales que conforman la mayoría de leyes y teorías. Al aplicar la lógica inductiva juzgaremos: 1) la cantidad de enunciados observacionales que necesitamos, 2)la variedad de condiciones de nuestras observaciones con tal de asegurar haber aislado lo que nos interesa, 3) si lo observado contradice o no los enunciados generales derivados. Démonos cuenta que digo “juzgaremos” porque estamos haciendo un salto muy peligroso. Para empezar estamos juzgando qué variables entran en juego, luego estamos suponiendo que tenemos suficientes casos para hacer la inducción y, para acabar, hemos elegido estructuras conceptuales como marco de nuestras observaciones. Y todavía habrían otros peligros que ahora no nos interesan.
El quinto paso, como decía, es la obtención de enunciados generales y que constituyen las leyes y teorías, los elementos operativos en nuestra relación con el mundo. Estos enunciados deben cumplir, al menos, siete condiciones: 1)deben ser lo más precisos posibles (si puede ser a partir de las matemáticas), 2) deben estar claramente formulados, 3) deben ser falsables, es decir, que podamos encontrar un enunciado observacional (o un conjunto de ellos) que sea incompatible con el enunciado general, 4) deben ser de carácter general, es decir, que afirmen un conjunto de enunciados observacionales lo mayor posible, 5) no deben ser una modificación “ad hoc” de otras teorías falseadas, 6) deben ser creativos (supone proponer algo que se considera improbable) 7) deben ser veraces, es decir, tanto deben haber resistido a intentos de falsación como deben confirmarse mediante el éxito de predicciones como fue el caso de la teoría de Newton a partir del descubrimiento de Neptuno el cual fue predicho por la órbita de Urano.
El sexto es el de la deducción (paso que se solapa con el quinto) por el que podemos confirmar las teorías y leyes. Para concluir la veracidad de la conclusión debemos operar con dos premisas: 1) compuesta de enunciados generales y 2) compuesta de un conjunto de enunciados observacionales que pretendamos predecir o explicar. Vemos, pues, cómo la predicción y la explicación de enunciados observacionales es el producto de un largo recorrido.
El séptimo paso, y último, es el de la revolución científica. Aquí es donde queríamos llegar. En términos de Kuhn, hablamos de revolución científica cuando surge un nuevo paradigma incompatible con el anterior. Esta situación hace que el anterior se ponga en crisis y que el nuevo sea interpretado y aplicado de forma plural como es el caso, creo, de la teoría de cuerdas. En esta situación de crisis el nuevo paradigma recibe un apoyo cada vez mayor hasta el punto de abandonar el antiguo paradigma.
2.Refutando el escepticismo
Antes de continuar, tiene que aclararse que la propuesta que desarrollaré presupone un tipo de realismo que rechaza el escepticismo. Por eso quiero defender brevemente mi posición realista.
El escepticismo defiende que no podemos saber nada, incluso que no podemos estar seguros de que haya un mundo. En mi opinión esto puede refutarse dando diferentes argumentos:
- Saber, algo sabemos. El escéptico tiene buenas razones para negar el grado último de certeza. No obstante, en una concepción gradual de la verdad su postura es frágil.
- El escéptico entra en contradicción consigo mismo pues para argumentar que no sabemos nada supone el propio mundo.
- El escéptico confunde problemas de subjetividad con cuestiones ontológicas.
- El escéptico queda desarmado cuando al preguntarnos qué sabemos respondemos sobre lo que aprendimos de pequeño, esto es, caminar, hablar, pensar, etc.
- El paradigma actual está conformado de un gran conjunto de enunciados observacionales y enunciados generales. Tomando el subconjunto que hace referencia a la naturaleza humana, así como sus capacidades cognitivas, es más que razonable pensar que los problemas de subjetividad, que los escépticos interpretan ontológicamente, son una consecuencia lógica de la evolución natural. Es decir, tomando como criterio el compatibilismo, donde la teoría que sea más compatible con más enunciados observacionales es más probable de ser verdad, el escepticismo se reduce a una posibilidad racional no respaldada ni por la coherencia del escéptico con lo experimentado ni por la probabilidad del compatibilismo.
Así pues, una cosa es que el conocimiento se erija sobre supuestos indemostrables y otra cosa es pensar cosas como que estamos en Matrix. El escéptico abusa de las posibilidades que nos brinda la razón y la imaginación. El hecho de que no podamos demostrar que hay un mundo normal es consecuencia de lo que sabemos sobre evolución natural, el desarrollo cognitivo del ser humano, la formación de la cultura humana, en definitiva, con datos y datos. Decir que todo puede ser Matrix es tan improbable, tan increíble, tan incongruente con esos datos y nuestra forma de vivir, que parece una locura retorcida defender la postura escéptica.
3.El compatibilismo
Ahora ya estamos en condiciones de seguir con esta exposición pensando que hay saberes menos inseguros que otros porque han sido bien contrastados (o han resistido falsaciones). Así pues, la cuestión de la verdad absoluta no debe preocuparnos más. Lo único que vale ahora es conocer el mundo donde vivimos (incluidos nosotros), averiguar cómo podemos relacionarnos con él de una forma óptima y, lo que es nuestro objetivo, comprender qué convierte a un científico ortodoxo en revolucionario.
El compatibilismo es mi propuesta para entender la ciencia y quiero que sea entendida como una forma de organizar la información. Dada la extensión del trabajo no he podido trabajar más esta idea y dejo para el futuro reformularla a la luz de lo que otros autores (como la idea de tendencias transfactuales de Chalmers) pudiesen aportar sobre el tema.
La idea básica de lo que yo llamo compatibilismo parte de la diferenciación entre enunciados observacionales y enunciados generales. El conjunto de enunciados observacionales garantiza una información objetiva (entiéndase lo más segura y menos subjetiva posible) y por ello mismo no se contradicen entre sí. Conforman lo más parecido a una representación fiel del mundo y es lo que antes llamaba “Base observacional”. Quizás es pretencioso poner nombre a lo que ya tenía pues estoy diferenciando simplemente el estado de cosas de la interpretación del estado de cosas, es decir, dicho dentro del marco científico, estoy diferenciando descripciones y teorías. Lo que subrayo es que es útil establecer un corpus de descripciones casi a modo de diccionarios temáticos.
Las teorías son las que suponen el problema de la incomnesurabilidad y son susceptibles de falsarse o de poner en crisis. No obstante, las descripciones no. Si describo un gato es muy difícil que alguien se atreva a decirme que estoy instalado en un marco conceptual determinado. Sí, es verdad, pero estoy instalado en un marco conceptual que lo marca la naturaleza de mis sentidos, es decir, mi marco conceptual lo comparten todos los seres humanos.
Dado que las teorías no son medibles en el espacio y el tiempo, pues son producto de un complicado proceso, son más falibles y están menos protegidas de la peligrosa influencia de lo social y personal (ya hemos explorado la influencia de de estos dos ámbitos). Las teorías, aún así, demuestran su utilidad permitiendo gran cantidad de predicciones correctas por lo que nunca pueden ser falsadas de una forma absoluta. Es decir, la teoría de Newton no fue falsada absolutamente por Einstein puesto que ambas comparten gran cantidad de éxitos en muchas predicciones. Y es que muchas veces ocurre, pues, que nos fijamos sólo en las diferencias cuando dos teorías pueden guardar muchos puntos de encuentro.
Por supuesto asumimos el riesgo de asumir y plantear teorías pues en eso consiste la ciencia, no obstante, desde el punto de vista del científico revolucionario, que conoce perfectamente las teorías, la base observacional es como una paleta de colores puros a mezclar de una forma nueva, aportando así un sentido nuevo, tomando así como modelo una realidad que jamás había sido retratada. He aquí su creatividad.
4.La liberación del científico revolucionario
“Los actos creativos, los más nuevos e importante de los cuales exigen genio e implican la intervención de la psicología individual de los científicos, se resisten al análisis lógico”
A. Chalmers
Un científico revolucionario tiene que cumplir una serie de condiciones pero esto no significa que tengan que cumplirse todas o que una revolución haya ocurrido porque se hayan cumplido alguna de estas condiciones. El secreto del perfil que perseguimos está en la objetividad puesto que ésta es lo suficientemente poderosa como para poder romper las estructuras subjetivas más sólidas: las dimensiones psico-sociales del trabajo del científico. Alcanzar la objetividad, pues, requerirá un proceso previo de desarrollo personal donde la subjetividad sea contrarrestada y asumida como una realidad objetiva que requiera tomar ciertas precauciones.
Así pues, al científico revolucionario le interesaría atender a una serie de condiciones para acceder al mundo de una forma menos esclava de la subjetividad personal y de su propio tiempo:
1-Tener cierta cantidad y calidad de capital cultural (en teorías, uso de tecnología, etc.).
2-Estar bien posicionado en la red social (contactos, puestos de trabajo, etc.).
3-No estar sujeto a las creencias de su tiempo.
4-tener periodos importantes retirado de la vida social.
5-Autocontrol a partir de la óptima gestión propias emociones estimuladas por nuestra parte primitiva. Recursos para la satisfacción de sus necesidades. Confianza en uno mismo.
6-Conocimiento de los mecanismos cognitivos en la adquisición y producción de conocimiento.
7-Racionalidad y espíritu crítico.
8-Intuición, aprovechamiento del inconsciente como una herramienta más.
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