Partiendo del post pasado sobre evolución humana, es fundamental para el fin de este post comprender hasta qué profundidades el comportamiento humano (así como los contextos socio-culturales donde se produce conocimiento) está estimulado por necesidades (y actividades) primitivas que tienen como objetivo:
- sentirse seguros, obtener comida y sexo.
- Aumentar y mantener un grado satisfactorio de dominancia, posesión y territorialidad.
- Sentirse en cooperación, poder compartir, sentir compasión, ser solidarios.
- Establecer una familia.
- Seguir y respetar una ética.
Es muy cierto que la cultura[1] nos ha hecho mucho más complejos y, por lo tanto, necesidades profundas como la seguridad no se basan ya sólo en el sobrevivir y no ser agredidos físicamente sino que la sensación de seguridad se ha vuelto más exigente y variable. Y así con el resto de necesidades.
Por estar inmersos en una cultura -y para tener éxito en ella- nos vemos sometidos a la exigencia de conseguir objetivos que no son sólo los de nuestros ancestros (que también). Ahora necesitamos, además, un buen trabajo, estabilidad económica, conocimientos, vivencias, etc., es decir, cubrir más necesidades/conseguir más objetivos. Las necesidades se han redimensionado en la medida que el ser humano ha evolucionado, se ha redimensionalizado:
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Consecuencias epistemológicas
Este marco conceptual sobre la redimensionalidad de las necesidades humanas es uno de los pilares teóricos para entender lo que aquí hay en juego. Desde un punto de vista epistemológico acerca de la difícil búsqueda del conocimiento del mundo, me interesaría mucho demostrar la hipótesis de que en muchos casos no tener bien satisfechas algunas necesidades podrá influir en la producción de casi cualquier tipo de conocimiento. Por ejemplo, un nivel bajo de seguridad o un nivel bajo de sentimiento de afecto puede hacer que una persona se acomode en determinados paradigmas que suponen la garantía de entablar relaciones de amistad, de paz y compartir por compartir (lo cual está completamente relacionado con entornos sociales determinados como equipos de empresas, departamentos en facultades, grupos de investigación, cursos, etc). Así pues, si necesitamos seguridad, según nuestra idea inconsciente de ello, la satisfaremos de una forma u otra.
Surgimiento de la sociedad moderna
Sabemos que el ser humano es un ser socio-cultural. El esfuerzo por comunicarnos y comprendernos suscitaron los cambios cerebrales que hoy nos hacen los que somos. Así adoptamos el asociarnos como estrategia para satisfacer nuestras necesidades más básicas. La formación de la sociedad humana moderna se construyó en base a lo siguientes pilares:
-Establecimiento de la familia nuclear con un macho único. Ello, en la forma más común, la monogámica[2], era una forma estable y ordenada de relacionarse dentro del grupo (esto explica la gracilización del hombre) y de asegurar el desarrollo óptimo de una descendencia que debía pasar un largo recorrido de cinco etapas para desarrollar todas sus facultades[3]. Así pues, esta forma satisfacía las demandas de seguridad, comida y sexo. Además, con la sofisticación de la sociedad, la familia adquirió una dimensión de institución económica y política.
-Surgimiento del mito y la religión (hace 80.000 años, seguramente más).
-Control sistemático de recursos.
-Manipulación del fuego.
-Eficaz cooperación social (por ejemplo, en la caza cooperativa o en la conservación del fuego).
-Construcción de viviendas.
-Desarrollo tecnológico. Llaman la atención las jabalinas usadas hace 400.000 años, las lanzas de Schóningen, puesto que demuestran en la práctica una profunda comprensión de las leyes básicas de la balística.
-Transmisión de conocimientos y técnicas.
Surgimiento del alfabeto
No sería hasta la emergencia del alfabeto cuando podríamos decir que iniciamos una nueva fase. Después de haber estabilizado pictogramas (hace 12.000 años), de haber desarrollado escrituras logosilábacas, sintetizando cada vez más, en aras de la practicidad, todos aquello signos, llegaron los silabarios semitas los cuales estaban basados en el principio de fonetización. Y con ello llegó el preciadísimo alfabeto consonántico (hace 3.600 años)[4]. La expresión abstracta había nacido con su emergencia. La escritura iba a ser el estímulo perfecto para sobrepasar todos aquellos límites que había tenido la cultura oral. Todo era más flexible, más accesible, más fácil de propagar, de corregir. Perfecto para abrir nuevos horizontes, para emprender caminos más lejanos. Con los primeros enunciados teóricos de Tales de Mileto y las primeras argumentaciones, la filosofía iba a inaugurar una nueva etapa.
3600 años son muy pocos desde una perspectiva evolutiva, demasiado pocos como para esperar estar desvinculados de nuestra animalidad. Todavía es demasiado reciente la conciencia y el lenguaje como para pretender que nuestra naturaleza se haya adaptado a nuestra condición hipercultural. De hecho, nuestra morfología no se está adaptando a una vida no animal y, por lo contrario, ha frenado su tendencia a evolucionar:
[1] Con esto tenemos un marco teórico adecuado para empezar a criticar algunas posturas epistemológicas contrarias al objetivismo. Por ejemplo, actualmente existe una corriente de pensamiento llamado postmodernismo, y que culmina quizás con el deconstruccionismo, que parte de que el ser humano se reduce a ser un ente cultural. Por lo tanto no reconocería su dimensión primitiva. Incluso los adeptos a esta corriente imagino que reconocerán que lo expuesto hasta aquí sobre la evolución humana es conocimiento que no contiene la consistencia de una información sacada de la realidad de la forma más limpia y descriptiva. Así, entre el proceso de abstracción y lo comentado posteriormente, empiezo a definir mis pilares conceptuales para comprender qué es el conocimiento y las variables que entran en juego a la hora de producirlo. Comprender todo esto nos ayudará a juzgar el tipo de conocimiento que tenemos entre las manos. Por desgracia, este trabajo, por tener limitado el tiempo, es del todo insuficiente para aclarar totalmente estas cuestiones.
[2] La poliginia requiere grande recursos.
[3] Primero, la etapa de recién nacido (0-6 meses): Durante esta etapa el bebé está todavía acabando de madurar sus sistemas corporales básico. Por selección natural el ser humano nace antes de haberse gestado totalmente en la matriz de la madre puesto que si naciera en su debido momento entonces sería demasiado grande. Segundo, la etapa del bebé hasta que aprende a caminar por sí mismo (6-18 meses): En esta etapa el bebé aprende fundamentalmente a moverse en el espacio. Es cuando experimentará con el entorno para tomar consciencia de él. Así hasta que esté preparado para adoptar la postura bípeda. Tercero, la etapa del niño hasta que aprende a hablar (1,5-7 años): En esta etapa el niño conquista uno de los mayores avances de la especie humana: el lenguaje. Hasta entonces se había valido del lloro, gritos, sonidos varios, etc. Esta forma de comunicarse requiere la intuición de los adultos, sobretodo de la madre, para identificar las necesidades del niño. No obstante, como habíamos dicho antes, con el tiempo las necesidades se van multiplicando por lo que la comunicación debe ser de mayor calidad. Cuarto, la etapa de adolescente o pre-adulto (13-19 años): En esta fase, el adolescente se sumerge en la cultura, en sus reglas, sus limites y sus posibilidades. Quinto, la etapa de adulto (20-65 años): en esta etapa, la que nos interesa, se supone que aquellos individuos que hayan desarrollado las habilidades correspondientes a las fases anteriormente comentadas podrán tener éxito en su vida social. Ya puestos en el desarrollo ontogenético decir que una de las particularidades de nuestra especie es la etapa post-adulto cuando el ser humano es anciano. La razón primordial fue la utilidad de estos miembros para la comunidad en cuanto a que aportaban conocimientos y así transmitían los conocimientos (en un inicio oralmente).
[4] “Pero hace aproximadamente 3 600 años se produjo un avance notable que iba a hacer mucho más fácil la adquisición y aplicación del conocimiento y a alterar de nuevo la forma en que funcionaba el cerebro occidental. (…) Se trataba del alfabeto, el primer sistema de comunicaciones verdaderamente universal, ya que podía utilizarse para expresar cualquier lengua.
Apareció primero en una de las empresas extranjeras de Egipto una mina de turquesas en las montañas del sur de la península del Sinaí, en un lugar que actualmente lleva el nombre de Serabit el Jadem. El complejo de edificios allí construidos incluía un templo de Hator, la diosa de las turquesas, y un gran recinto con patios, templos, baños, y barracas para los soldados. En las minas trabajaban esclavos semitas, y la empresa era dirigida por cananeos (esto es, fenicios), que hablaban una lengua semítica emparentada- con el hebreo antiguo.
Esos ingenieros de minas cananeos habían recibido formación y entrenamiento en un centro mercantil egipcio, y conocían las principales formas comerciales de escritura de su tiempo, jeroglíficos y pictogramas, ninguno de los cuales se adaptaba especialmente bien a la lengua cananea, además de ser todavía complejos y difíciles de escribir. Pudo ser la búsqueda de una forma más fácil de hacer las cosas la que condujo a uno de aquellos cananeos a idear una forma más simple de expresión, o quizá se había inventado ya antes en algún otro lugar poblado por semitas, y fueron los mineros los que lo llevaron al Sinaí. Pero fuera cual fuera su autor y su propósito, el nuevo instrumento facilitó casi de inmediato el comercio y el avance tecnológico. (…) Concentrados y reglamentados en las ciudades, encadenados por una rígida conformidad, estábamos listos para la siguiente innovación. A cambio del don del alfabeto que habíamos aceptado, tendríamos que admitir una mayor uniformidad en nuestra propia concepción del pensamiento”. Burke J., y Robert Ornstein, “Del hacha al chip: Cómo la tecnología cambia nuestras mentes”, Capítulo 2, Planeta, Barcelona, 2001.
cuales son las fuentes para el esquema de niveles de complejidad del grado humano, lo considero de gran importancia, gracias por el compartir.
A ver si puedo ayudarte. El esquema pertenece a Daniel Turbón, profesor de evolución humana en la facultad de Biología en la Universidad de Barcelona. El esquema lo extraje de un powerpoint suyo que nos expuso en clase.
Salud