¿Qué es la maldad?

Con este post querría reflexionar sobre la maldad. Para ello presentaré un marco conceptual que contemple otras cualidades éticas como  la cooperación, el egoísmo y el altruismo.

Comúnmente hablamos de maldad –que alguien es malo- cuando se hace daño al otro, cuando se perjudica. ¿No diríamos algo parecido del egoísmo (de alguien que es egoísta)?  ¿Entonces qué diferencia hay? ¿No es propio del egoísta que no le importe perjudicar a los otros?

Por el contrario, cuando hablamos de bondad –de hacer el bien– suponemos lo contrario, es decir, imaginamos el caso en el que alguien beneficia al otro. Nuevamente encontramos preguntas al plantear qué diferencias y qué similitudes hay entre la bondad y algo que parece ser lo mismo: el altruismo.

Para resolver todas las preguntas que he planteado diferenciemos dos variables:

  1. La persona que se comporta de una forma (en el esquema de abajo: YO).
  2. La persona que disfruta/recibe/sufre este comportamiento (en el esquema de abajo: LOS OTROS).

De esta forma estamos en posición de comprender todo lo que hay en juego. Por un lado, en el caso del egoísmo estaríamos ante un caso donde el YO busca su beneficio a costa del perjuicio de LOS OTROS. En cambio, a diferencia del egoísmo, la maldad del YO buscaría el mal de LOS OTROS a costa de su propio bien.

Por otro lado, la diferencia entre cooperación y altruismo se basaría en que en la cooperación tanto el YO como LOS OTROS se benefician, es decir,  ambos encuentran el bien. En el caso del altruismo el YO buscaría el bien de LOS OTROS  a pesar de salir perjudicado o, simplemente, no beneficiarse.

Generalmente, pensamos el bien y el mal sólo en términos de cómo afecta a LOS OTROS y no recapacitamos en aquel que causa bien o mal, lo que en el esquema de arriba llamo YO. Y ésta es la principal novedad que aporta mi esquema.

Algunas reflexiones

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Podríamos encontrar casos concretos difíciles de juzgar según lo esquematizado. Por ejemplo ¿Existe realmente el acto puramente altruista? ¿No beneficia ya al YO la satisfacción personal de ayudar a los demás?  O ¿No espera el altruista el beneficio a largo plazo?

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O también algún biólogo podría protestar por las connotaciones negativas de mi planetamiento puesto que ¿Hasta qué punto el egoísmo queda legitimado por la propia ley natural de la selección de especies? Incluso en casos de animales sociales como las hormigas ¿No son estas sociedades -pensadas en su conjunto como un sólo organismo- capaces de acciones absolutamente egoístas como muestran los efectos de una marabunta?

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Nuestro esquema puede completarse con la siguiente reflexión: la mayoría de veces, cuando hablamos de cooperación y altruísmo (lo que constituye algo parecido a lo que entendemos por bondad) estamos imaginando que alguien que está mal pasa a estar bien. Hay, pues, un cambio de estado que es buscado por el cooperante y por al atruísta (por el bondadoso). Por el contrario, en el caso de la maldad estamos imaginando que alguien que está bien pase a estar mal. Por regla general, diría que esto no ocurre en el egoísmo pues el egoísta suele ser egocéntrico, es decir, suele dirigir la atención sólo a sus necesidades (lo que también explica por qué los egoístas no siempre perjudican a LOS OTROS).


Por supuesto, la pretensión del malvado no siempre se cumplirá (igual que el bondadoso no siempre será capaz de ayudar a LOS OTROS). El propio odio que el malvado pudiese desprender -así como las estratagemas que pudiese poner en práctica- podría no ser suficiente para cambiar el estado del que se encuentra bien. Y esto ya sea por la integridad de uno o por saber tomar medidas preventivas para repeler los ataques de aquel que es malo.

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Para acabar reflexionar sobre cómo hoy en día se concibe la ayuda humanitaria. Haciendo una generalización (útil) podemos hablar de dos tipos:  la cooperación y la beneficiencia.  En la cooperación el trato es de igualdad, de tú a tú. En cambio, en la llamada beneficiencia, la relación de trato es jerárquico (p.e. misioneros con la convicción de estar salvando el alma a aquellos pobers desgraciados). Así pues, la beneficiencia, lejos de beneficiar, consiste en una intervención dura, en una imposición en aras de la salvación. Por el contrario, la cooperación es una intervención ecológica, integral y gradual.

El tema, como puede verse, da para mucho. Será un placer que participéis y aportéis vuestras ideas con tal de completar el abordaje de este post.

Y si te interesa este post, puedes leer más sobre la naturaleza interior del malvado clickando aquí


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