¿En qué consiste?
Esta filosofía defiende que el universo es un todo hiperinterconectado, que nada está separado de nada, que todo es un enmarañado sin diferenciaciones y que en el fondo todo es puro caos. Y, por esta razón, todo lo que pasa alrededor nuestro o todo lo que se nos ocurre tiene mucho que ver con todo. Es decir, no es posible que hagamos o pensemos algo sin sentido y absurdo. Toda ilógica resulta lógica para el universo. Por lo tanto, para entrar en contacto con el todo, para ser verdaderamente místicos, es necesario adoptar un modus operandis basado en la absurdidad.
Más info: Sincromisticismo, una «nueva» corriente filosófica.
¿Por qué no me gusta?
Esta corriente aboga por el caos como forma de misticismo y, para mí, esta forma de pensar (y comportarse) nace de un razonamiento equivocado. Lo interesante es que esta corriente cree que su visión nace a partir de algo que está por encima del orden, la razón y la lógica. Pero esto es imposible. De hecho, si repasamos cualquier creencia religiosa, esotérica, filosófica, política, incluso científica, siempre encontraremos en sus bases ideológicas razonamientos más o menos lógicos, presupuestos ontológicos, epistemológicos, etc.
Y esto ocurre siempre. Yo mismo ahora me estoy posicionando, presuponiendo mil cosas discutibles. No obstante, estoy aportando mi punto de vista y no por casualidad. He llegado a él por lecturas, mis propias cavilaciones o qué sé yo, porque se me antoja ahora tener las ideas que ahora comparto con vosotros. En cualquier caso, mi visión, igual que la visión de esta nueva filosofía, supone razonamientos y esto implica alguna forma de lógica.
Aunque, como digo, los sincromísticos quieren pensar que están por encima de la lógica, pero la realidad es que son personas que tienen ciertas ideas y éstas implican ciertos razonamientos básicos (sean o no conscientes de ellos).
Por ejemplo, algunos de estos razonamientos refieren a 1) el «todo es uno» o «todo está conectado» y 2) que «en el fondo todo es caótico».
Mi desacuerdo se concentra sobretodo en el punto (2) porque acaba derivando una especie de moral o apología del absurdo. Además, esto implica lo que Hume llamó incurrir en la falacia naturalista (aunque en mis ratos libres me gusta llevar la contraria a Hume).
Sobre (1) sólo decir que no todo está DIRECTAMENTE conectado con todo, de la misma manera que no todas las neuronas del sistema nervioso están interconectadas directamente entre sí.
Totalmente de acuerdo con tu comentario Aleix. Es más, añado a este modo de referir-se a lo lógico y lo ilógico que sigue existiendo el prejuicio al que llamo: «el castigo en el mito y en el logos» en el que el hombre se ve forzado a combatir en esa eterna riña victoriana, postmoderna y absurda que rivaliza dos ca.tegorías que nombramos como lógica e ilógica (razón y experiéncia ). Como si se tratara de dos horizontes a elegir: cuando existía Diós partíamos el mundo entre Norte y Sur; ahora que él ha muerto distinguimos entre Este (la luz, la razón) y Oeste (la oscuridad, la sensación).
Nadie puede , ni debe, negar que existe algo de lógica y algo de «ilógica» en todo discurso. Me explico: un discurso que se apoye únicamente en la lógica- lo cuál es bastante improbable ya que necesitaríamos un análisis exhaustivo de nuestros enunciados- es un discurso dudoso, puesto que se aferra a una razón dogmática, encerrada en sí misma, despreciativa respecto una parte de la realidad que está ahí.
Sin embargo, sucede exactamente lo mismo si apoyamos todo un argumento en lo ilógico, el extremo caótico.
Nuestro lenguaje, por suerte, es ilimitado así como lo son nuestras ideas, vengan de donde vengan.
No hay sentido en el separar términos de lógica e ilógica, no es más que el deseo de rivalizar dos caminos imaginários que se alejan de la realidad.
Me parece sensacionalista, pretencioso, malvado seguir discutiendo sobre órdenes mentales como si nuestra mente no fuera plástica.
Ya que estoy me gustaría introducir el concepto de *»mente líquida» en respuesta a esta lucha de prejuicios que nos trae – nunca mejor dicho- de cabeza.
La mente es una totalidad de matéria líquida, y en ese líquido , donde todo es bañado, se dan las posibilidades de enlace o de relación entre ideas más o menos complejas.
El Cómo las ordenemos ya es cuestión de memória, pues el valor de mantener ideas en orden es el de distinguirlas y localizarlas, más que nada por el miedo a olvidarlas;
A partir de ahí, esto que significa la base para el conocimiento, el trato que les des a éstas ideas y el Cómo de ése orden es algo absolutamente personal y experiencial, ¡pero ello no significa ilógico!.
La realidad no nos obliga a determinar las cosas según la lógica ni según la experiéncia, y a saber si algún plano más… ¿Porqué rivalizar cuando podemos encajarlo todo?
La «mente líquida» es dinámica pero tiene estructura, una estructura también dinámica (me viene a la cabeza Gaudí con su arquitectura viva).
Las relaciones entre lógico e ilógico son libres en tanto tienen cuerpo, tienen orden.
Como nuestro cuerpo mismo: una espécie de junco, felxible pero duro. Lo mismo sucede en nuestra mente que no es ni completamente racional ni totalmente experimental.
Así pues, propongo que la cualidad específicamente humana deje de ser la razón (que ya está más que mediatizada) y lo sea la relación.
¡Eliminemos prejuicios que nos delimitan el conocimiento!
El cuerpo tiene estados que no conocemos. La cuestión que nos interesa es tensar el lenguaje del mundo y abrirse a nuevas estructuras y nuevas formas de entender ese gran desconocido cerebro humano.