
Es consabido que hay personas que están dormidas creyendo la versión oficial. También hay los “nuevos despiertos”, quienes cuestionan solamente lo oficial. Por último, están los despiertos, quienes saben pensar en gris o, mejor, en todos los colores. Ni todo lo que dice el sistema es cierto ni falso. El pensamiento dicotómico nos lleva al fanatismo oficialista o antisistema, y el fanatismo es ignorancia pues nos obliga a aceptar packs indivisibles de datos e interpretaciones.
Pensar en libertad significa saber pensar de forma alternativa, en rebeldía respecto a la tendencia general. Recordemos experimentos en psicología como el de Asch en los que un sujeto tenía que decir qué barra era la más larga (elegía entre 3) pero escogía mal a pesar de ser evidente la respuesta correcta (estaba en un grupo donde todos elegían la incorrecta a propósito para generar presión grupal). Así pues, existe el poder del grupo sobre el individuo.
De todos modos, el librepensar no implica la obligación de la rebeldía, no es rechazar las versiones oficiales por sistema. A veces lo que dice la mayoría es verdad. Así de sencillo. A veces lo que expresa el sistema es verdad y bienintencionado, sin segundas intenciones, sin intereses ocultos. Así pues, es indispensable la rebeldía pero también la conformidad. No hay que demonizar ninguna de las dos.
Es cierto que saber discriminar cuándo la verdad estará más cerca de la conformidad o la rebeldía no será sencillo pues frecuentemente nos faltará información para saberlo. Aquí entraría el pensar bien.
Una última reflexión: paradójicamente, muchos movimientos alternativos conforman sus propios círculos donde los individuos, supuestamente liberados del sistema principal, son esclavos de la influencia de este nuevo grupo. Existen estudios que muestran que estos movimientos no son capaces de diferenciar (dentro de sus redes) una teoría alternativa absurda de una bien argumentada. El presunto espíritu crítico del pensador alternativo solamente aplicaría selectivamente con lo de afuera pero no con la información que pertenece internamente al propio grupo. Quizás los nuevos despiertos no estén dormidos pero a menudo sueñan despiertos.