Los minutos no pasan, ni las horas, ni los años, ni los siglos…
sucesos, movimiento, vida que acontece.
Memoria volcánica plasmada sobre un mohoso papel con oscuros signos intachables.
Cuerpos marcados por el fuego de lo imparable,
eternidad móvil que gira y gira dándole vueltas a una historia detenida,
es el carrusel de las mentiras.
Pretérito entre rejas y fantasmas que escapan y regresan.
Crean mundos que se vuelcan desparramando cuerpos…
cuerpos cambiantes, hondos y vulnerables, frágiles como el verbo,
huidizos pero siempre presentes.
Cuerpos protectores del engaño.
¡No dejes nunca de tocarme!
Acaríciame. Abrázame. Aquí, ahora, al pie del tiempo.
¡Silencio! no digas nada,
sólo permanece a mi lado en ese instante que linda con el vacio.
Fronterizos, evitando embustes.
Manoséame sin decir palabra, no quiero despertar a los muertos.
No quiero enterrarte ni transformarme en cenizas,
así que nohables y enredémonos en los contornos del devenir,al pie del tiempo.
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Autora: Suna Forteza Gamundí