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Espera, espera, ¿hay una base científica para creer esto, o es sólo un invento que no se sostiene por ningún lado?
OBVIOUSLY.
Los agujeros de gusano derivan de las ecuaciones de la relatividad general de Einstein, que básicamente dicen que el espacio-tiempo puede representarse como una malla elástica y cualquier objeto con masa que descanse sobre ella (planetas, estrellas, galaxias…) la perturbará formando una depresión. El tamaño y la profundidad de la depresión variará según la masa del objeto que descanse sobre la malla y todo lo que pase a través de la zona distorsionada será susceptible de caer hacia el interior, a menos que lleve suficiente velocidad como para quedar atrapado dando vueltas en círculos alrededor de ella. En la vida real, esto se manifiesta como la fuerza gravitatoria.
En realidad, más que una malla plana sería un entramado tridimensional, y la perturbación se daría en una cuarta dimensión, pero eso no hay manera de visualizarlo.
Total, que, en teoría, si el tejido del espacio y el tiempo se puede deformar, deberíamos poder idear una manera de manipularlo que no consista en acumular un montón de materia hasta que se hunda.
Ese es el principio de uno de los dos tipos de agujero de gusano teorizados, los puentes de Einstein-Rosen, que son portales capaces de unir dos puntos muy distantes del universo. Esta analogía puede ayudar a comprender el fenómeno.
Básicamente, este tipo de agujero de gusano es capaz de unir de manera instantánea dos puntos distantes: distorsionando el propio espacio entre el lugar de destino y el de llegada, acercándolos y creando un «atajo» por en medio.
Pero hay otro tipo de portal de ciencia-ficción que nos puede llevar fuera de nuestro propio universo, los llamados «agujeros de gusano de Schwarzschild«, basados en la teoría de que existen infinitas realidades paralelas, algunas muy parecidas a la nuestra y otras radicalmente diferentes.
¡Exijo saber en qué está basado esto!
¡Por supuesto! La teoría de las infinitas realidades está basada en la mecánica cuántica aplicada al mundo real. Nos os asustéis, si no lo sabíais ya, ahora vais a entender de una vez por todas lo que es la mecánica cuántica.
La mecánica cuántica estudia cómo se comportan las cosas a nivel subatómico.
A esas escalas, nada tiene sentido: las partículas aparecen y desaparecen sin motivo alguno, el efecto puede preceder a la causa o las cosas pueden estar en dos sitios a la vez, así que la única manera de poder predecir, más o menos, cómo se va a comportar algo a estos niveles, es mediante el estudio estadístico.
Es decir, una partícula no estará en un sitio u otro, sino que tiene una probabilidad de estar en un punto y otra de estar en otro lugar. En el momento en el que observemos la partícula, será cuando colapsemos esta función estadística y la observemos en un punto o en otro pero, mientras esta partícula no sea observada, la mecánica cuántica la obliga a estar existiendo en todos los puntos posibles a la vez.
Esto, en la realidad cotidiana, se traduce de la siguiente manera.
Imagina que tienes un dado y lo lanzas. Hasta ahí no hay problema. El resultado es, por ejemplo, un 3. Tú observas tu número y parece que ahí ha quedado la cosa pero, aplicando la mecánica cuántica, lo que ha pasado en ese momento es un poco más raro.
Al tirar el dado, el universo se ha dividido en 6 realidades diferentes, una para cada posible resultado del dado y cada realidad se desarrollará paralelamente a las demás, en consecuencia del resultado obtenido.
Extrapolando este fenómeno de los dados al mundo subatómico, cada vez que una partícula tiene más de una opción de existir, el universo se divide en dos. Es decir, que desde el inicio del Big Bang, cada vez que una partícula ha tenido la oportunidad de adoptar varios estados diferentes, el universo se ha dividido en varias realidades, donde en cada una la partícula sigue una de las opciones disponibles. A su vez, en estos nuevos universos ocurre lo mismo, lo que da lugar a otra rama de universos.
Teniendo en cuanta el número desorbitado de interacciones entre partículas que ocurren cada segundo, la cantidad inimaginable de partículas que existen y los casi 14.000 millones de años que han pasado desde entonces, podría considerarse que el número de realidades paralelas existentes es infinito.
¿Y cómo podría accederse de una realidad a otra?
«Fácil», haciendo un túnel que las una las dos, un agujero de gusano de Schwartzschild.
Autor: Jordi Pereyra