La aventura de profundizar

la aventura de profundizarSabemos que “profundizar” es un verbo y que, por lo tanto, refleja una acción, algo con movimiento, muuucho movimiento… ¡Diría que movimiento para atravesar montañas! Profundizar, según mi punto de vista, supone moverse en dirección a un horizonte muy lejano donde la vista no alcanza verlo todo, donde la vista está limitada, donde todo lo que vemos se va haciendo cada vez más pequeñito hasta por fin no ver nada. El horizonte contiene muchas cosas que no se ven y profundizar diría que tiene mucho que ver con moverse por el camino de lo desconocido. Y eso, según cómo sea el camino, puede suponer no un solo movimiento y de un solo tipo, sino muchos movimientos y de muchos tipos.

Por lo tanto, pienso que profundizar es una apasionante aventura por (y hacia) lo desconocido o, para ser minuciosos, por (y hacia) lo profundo. Y utilizo la preposición “por” pues el camino es importante y utilizo “hacia” porque el objetivo también lo es.

¿Sobre qué se puede profundizar?
-En el conocimiento.
-En las demás personas.
-En uno mismo.
-Y cada una de “las cosas” que existen.

Cuando profundizamos ponemos la atención en lo profundo de “las cosas”. ¿Y todas todas todas “las cosas” son profundas? Yo creo que sí pero me centraré sólo en lo siguiente.

Quizás estemos de acuerdo en admitir que es profundo un texto de Platón, por ejemplo. O la teoría de la relatividad de Einstein. Por supuesto diríamos que los textos de Platón y Einstein son profundos ¿no?

¿Qué también es profundo y no lo es tanto en el campo del conocimiento filosófico-científico? Diría que las personas también son algo muy profundo. Es decir, nosotros, vosotros, tú, yo, todos. Supongo que los profesionales y las personas interesadas por el coaching, la psicología y, en general, por lo psicoterapéutico saben muy bien de lo que estoy hablando. Nos encanta profundizar en las personas y, sobretodo, si entendemos nuestro trabajo, que estas personas profundicen en sus vidas (y aprendan a profundizar por sí mismas). Además, en el mejor de los casos, a nosotros también nos puede encantar el profundizar en nosotros mismos, el vivir la intensísima emoción de experimentar la aventura personal de conocernos, también una apasionante aventura por lo desconocido.

La aventura de profundizarPasando a otro enfoque totalmente diferente, dirigiendo ahora la mirada a las propiedades que creo que tiene que tener una persona que profundice, estoy seguro -no sé por qué- que profundizar requiere de un gran corazón, un gran amor y un gran optimismo por lo que se hace, por lo que uno se encuentra en esta aventura: cosas, personas, sucesos, emociones, pensamientos, sensaciones, dificultades, realidades nuevas a las que adaptarse, que comprender y aceptar, realidades nuevas que gestionar en la medida de lo posible, etc. Todo ello requiere mucho amor y optimismo para que lo que vaya apareciendo en esta aventura se considere algo interesante y motivador. Es como la vida misma, topicazo, lo sé. La vida también es un profundizar: con sus momentos cómodos e incómodos, con sus éxitos y aprendizajes, con sus fracasos y desaprendizajes, con sus muchas sorpresas y repentinos cambios de horizonte. Y es que el corazón tiene que tener mucho amor a la vida -y mucha paciencia- para latir más de dos mil millones y medio de latidos a lo largo de toda una vida. Cien mil latidos por día, ojo.

Por otro lado, el tema de la paciencia, siguiendo la divagación, también me parece un punto importante para comprender qué es profundizar. Esto me ha ayudado a entenderlo al observar la generación Twitter o Facebook o similares (SMS, whatsapp, internet). Publicar más de 10 líneas se sanciona. Cuando un texto supera este límite hay desánimo, pereza y abandono. Bueno, sobretodo hay impaciencia, como es lógico si estamos hablando de la paciencia. De hecho me extraña que la mayoría de personas que hayan empezado a leer este post estén todavía leyendo. Hay una especie de déficit de atención que se debe a que lo que está pasando en ese momento no nos parece interesante, no lo juzgamos importante incluso, en muchos casos, cuando quien publica es alguien de sobrada credibilidad. Quizás la alta exposición a estímulos que nos produce la tecnología -y su contexto cultural- nos repercute negativamente de alguna manera.

Así que acabo y para acabar se me ocurre una pregunta quizás un poco tonta pero que me parece sugerente y es una pregunta respecto al profundizar en el resto de personas (que no somos nosotros mismos). La pregunta es:

¿Con qué tipo de personas profundizamos más a parte de las personas que son nuestros coachees/pacientes/clientes?

¿Son personas que…?
¿…nos dan ganas de profundizar? ¿…que nos parecen interesantes? ¿…que tienen credibilidad según nuestro criterio? ¿…que amamos…?

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