En entornos como redes sociales estamos bombardeados constantemente por modelos ideales (de belleza, comportamiento, pensamiento, valores, trabajo, cultura, etc.). Jamás habíamos estado tan presionados. Y es que no me extraña nada que la ansiedad sea una pandemia en nuestros días.
La cuestión es vivir en la normalidad, sin la urgencia de ser perfectos, sin la amenaza de no entrar en una norma que no es normal, sino un modelo elitista, moralista e idealista.
Por ejemplo, en el contexto de las relaciones de pareja observo que nunca habíamos tenido más claro lo que es una relación ideal. Tenemos literalmente miles de libros, artículos, vídeos y talleres que nos enseñan a tener relaciones maduras y conscientes. Y así acabamos con la firme expectativa de merecer una relación de este tipo. Y aquí empiezan los problemas. Para empezar, ser consciente de algo no garantiza saberlo aplicar en la práctica. Y lo más importante: hemos idealizado las relaciones hasta tal punto que estamos constantemente juzgando a nuestra pareja. Exigimos su madurez absoluta, su perfección, a la vez que nos presionamos para ofrecerla. Y es así que llevamos la rigidez a nuestras relaciones, caldo de cultivo del colapso y la ansiedad.
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