Las 10 Estrategias de Manipulación Mediática por Noam Chomsky

1. La estrategia de la distracción El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. «Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a la granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

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La metáfora y las emociones: una perspectiva analítica

En este post querría exponer críticamente algunas tesis propias de la Filosofía del Lenguaje sobre las metáforas y el fenómeno de la emotividad resultante de la experiencia de las ficciones. Mi crítica y mi propuesta de ampliación de tales tesis enlazan ambas temáticas y es por ello que quiero hacer un análisis conjunto.

Voy a ofrecer, además de interpretaciones basadas en autores específicos de este tipo de temario, una nueva interpretación basada en estudios de Milton H. Erickson, Gregory Bateson, Richard Bandler y John Grinder. Voy a prescindir, en la medida de lo posible, del lenguaje especializado propio de los autores ajenos al temario específico y voy a adaptarme al vocabulario y a los conceptos que he ido adquiriendo durante el estudio de autores como Grice, Davidson, Lewis, Black,  Stalnaker, Thomasson, Frege, Beardsley, etc. No obstante, para mi exposición, voy a necesitar introducir conceptos que son propios de la dimensión conductual del lenguaje. Por ello, voy a basarme en la estructura y los procesos implícitos en el lenguaje.

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Las relaciones codependientes: ¿amamos o dependemos?

Las relaciones codependientes (apego afectivo) son relaciones adictivas que se alejan mucho del amor. La persona dependiente se diluye en la otra perdiendo de vista sus ideas, valores, proyectos, y, en definitiva, su individualidad.

No debemos confundir el amor con la dependencia afectiva. Es esto precisamente lo que ocurre en muchas relaciones de pareja, amistad, etc.  El miedo a la pérdida, al abandono y a muchos otros aspectos hacen nacer relaciones amorosas adictivas e, incluso me atrevería a decir, enfermizas.

En principio no hay nada de malo en amar a una persona hasta el punto de que se haría cualquier cosa por ella mientras que ese “hacer cualquier cosa por ella” no afecte de ninguna manera ni a la identidad de cada uno, ni a los principios, ni a las metas ni a lo que es cada uno esencialmente.

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Evolución humana: desarrollo del lenguaje metafórico y control de instintos

La sofisticación o redimensionalidad de las necesidades humanas (más info aquí) sofisticaron la propia conducta humana así como su morfología cerebral. Dichas nuevas exigencias provenían de la cultura y fueron las responsables del surgimiento del lenguaje y el control de los propios instintos.

Lenguaje metafórico

Sobre el lenguaje hay hallazgos importantes que constatan su aparición en tiempos primigenios de la evolución humana. Esto se ha mostrado en el desarrollo de la área de Broca y Wernicke visto en las cavidades craneales de los fósiles (más info aquí). El desarrollo del pensamiento simbólico representaba el desarrollo de la capacidad abstractiva la cual es condición de posibilidad para la producción de conceptos (más info aquí).

Evidentemente, en un principio cabe suponer que nuestros ancestros no poseían la finura para diferenciar diferentes niveles de abstracción y que no eran conscientes de la naturaleza del propio lenguaje y, por lo tanto, podemos afirmar que su inmadurez simbólica se reflejó en su forma de modelar la vida. La religión y el mito se presentan así como el fruto de un estadio primero de confusión epistemológica. Incluso hoy en día, aunque guardando las distancias, nos cuesta movernos ágilmente por los diferentes niveles de abstracción. Y es que una de las reflexiones que marcará la diferencia en ulteriores reflexiones de este blog es que todavía arrastramos el pensamiento simbólico más primitivo: el metafórico.

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El fenómeno de las llamadas perdidas desde la teoría de Grice

Tenemos:

S: Perdida en el móvil (fuerza ilocutiva: de demanda para crear una intención)

P: Parlante

A: Audiencia

(i)                 P quiere producir un cierto estado mental en A, a saber: la intención de que llame a P.

(ii)                P piensa que llevar a término S puede ser un medio para conseguir su objetivo, expresado en (i).

(iii)               El plan de P para conseguir su objetivo, expresado en (i) a través del medio expresado en (ii), es que A, a quien supone racional, lleve a término un pequeño razonamiento práctico la conclusión del cual será precisamente la bondad de la acción que P quiere que A trate de llevar a término, y que, aceptando A la verdad de las premisas de su razonamiento, acepte también la conclusión, formando así la intención que P quiere producir en él.

Razonamiento práctico que P quiere que A haga:

a)      La persona que me llama por teléfono ha colgado justo después de un breve tono quedando así constatada como llamada perdida.

b)     Tal acción no tiene sentido porque se llama para comunicarse por habla e imagino que él también lo sabe. Podría tratarse de algo hecho “sin querer”. Otra posibilidad no despreciable, pero, es que se trate de una acción suya.

c)      En este caso, es más probable que él sepa que estoy junto a mi teléfono móvil, capaz así de apreciar a) y b), así el propósito de su acción puede ser precisamente producir en esta otra la perplejidad expresada en a) y b) y a través de esto hacer un razonamiento que estoy iniciando.

d)     En tal caso lo que debe estar consiguiendo es algo como lo que los razonamientos producen, un juicio si es un razonamiento teórico o una intención si es un razonamiento práctico. Y, en este contexto, dado lo que una llamada perdida significa ordinariamente, y dado que ha llamado y ha colgado inmediatamente, lo que está intentando conseguir es que me percate que él quiere que yo forme la intención de devolverle la llamada; en otras palabras, que yo sea consciente de su deseo de que yo forme la intención de devolverle la llamada.

e)      La única razón sensata para que P quiera que yo sea consciente de su deseo de que yo forme la intención de devolverle la llamada, en este caso, es que él quiere recibir mi llamada para comunicarse conmigo haciéndome una llamada perdida para que le devuelva la llamada. Lo mejor que puedo hacer en esta situación es, entonces, devolverle la llamada. 

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La sociedad, un lugar hostil para la excelencia

«la sociedad espera de cada uno de sus miembros una cierta clase de conducta, mediante la imposición de innumerables y variadas normas, todas las cuales tienden a «normalizar» a sus miembros, a hacerlos actuar, a excluir la acción espontánea o el logro sobresaliente»[1]

Hannah Arendt, que entiende la acción como un acto político, como una muestra de la libertad creadora del ser humano, analiza nuestra sociedad como un espacio de vida donde se impide deliberadamente diferenciarnos de los otros. Porque no es sólo que vivamos en una estructura donde se dificulta la excelencia sino que cuando ésta emerge… se combate.

El psiquiatra José Luis González de Rivera, en su libro “Maltrato psicológico”, analiza el fenómeno de la mediocridad como uno de los causantes del maltrato al que sobresale.

El mediocre es aquel incapaz de valorar, apreciar o admirar la excelencia; y el excelente es aquel capaz de reconocer y apreciar lo bueno, notable, brillante u original, sea o no el artífice del objeto apreciado.

El esquema que propone diferencia 3 grados de mediocridad estando en el grado más alto los que padecen el síndrome de mediocridad inoperante (MIA). Según este psiquiatra, este tipo de personas están totalmente faltos de originalidad, aunque se las den de pseudocreativos (intentan aparentar y, sobretodo, procuran ser reconocidos), y se caracterizan por su agresividad contra aquel que atisba una pizca de genialidad. Estos acosadores encarnan el espíritu que llevaron a la Inquisición a cometer tantos crímenes. Y es que los ejemplos de personajes geniales que fueron atacados por ser diferentes es interminable (desde Sócrates hasta Einstein pasando por Cervantes).

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Dimorfismo sexual

Podcast 

En el siguiente episodio exploraremos acerca de la diferencias que podemos encontrar entre hombres y mujeres. Y más concretamente nos centraremos en analizar las diferencias sexuales, tanto biológicas como en las estrategias de reproducción, a la vez que exploraremos, desde la Psicología Evolucionista, sus repercusiones psicológicas y sociales.

Desglose del podcast:

2:30 Enfoque desde la psicología evolucionista. Reflexiones acerca lo biológico y cultura.
4:10 Qué define ser hombre o mujer. Sexo biológico y género.
7:40 Diferencias biológicas. Dimorfismo sexual. Gónadas. Diferencias sexuales secundarias. Hormonas. Cerebro.
15:00 Relación de lo biológico con lo cultural. Estrategias reproductivas en función de la naturaleza de las gametas de cada sexo. Competitividad y selección sexual. Poligamia. Monogamia e infidelidad.
23:00 Nacimiento y evolución de la sociedad. Hombres en los extremos. Mujeres protegidas. Diferenciación y normalidad. Relaciones cercanas e íntimas o amplias y superficiales. Poder y jerarquías de dominancia.
35:00 Correlaciones con lo psicológico. Lenguaje, inteligencia espacial, cociente intelectual, creatividad, emotividad, agresividad, justicia.

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Algunos efectos contraproducentes de pertenecer a un grupo para la creatividad intelectual

Sabemos que pertenecer a un grupo implica compartir creencias, no necesariamente religiosas, sino también filosóficas o sobre el mundo cotidiano. Es decir, las creencias pueden ser entendidas como juicios que tenemos instalados en el inconsciente y que determinan lo que valoramos como relevante. Así por ejemplo, un departamento en la universidad de filosofía, típicamente de pensamiento continental, compartirá la creencia del relativismo epistémico mientras que otro departamento, más analítico, compartirá el supuesto del realismo epistémico. Ambos departamentos tendrán buenos argumentos racionales para defender sus posiciones sin embargo al final habrán enunciados que a unos les parecerán evidentes, tomados como supuestos simplemente, mientras que otros los rechazarán. Uno de los objetivos de este post (y próximos) es dar una solución paliativa a esta situación que cualquier escéptico o relativista aprovecharía a su favor. Sin embargo, es necesario comprender el poder de las creencias para poder “combatirlas”. Para ello utilizaremos los casos más reveladores y que encontraremos en la fe religiosa (pues entiéndase la fe como una expresión extrema de las creencias).

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