Innovaciones y estabilizaciones de la cultura científica moderna (2)

Con la electricidad iba a nacer una nueva forma de hacer ciencia. El nuevo científico practicaba una doble vida: una seria y otra lúdica. La primera la practicaba en su laboratorio, la segunda la pasaba de fiesta en fiesta, siempre privadas, donde ofrecía un espectáculo casi de feria con el fin de sufragarse sus investigaciones. Este es el caso del precursor de la teoría atómica en química, Bryan Higgins y de John Dalton, J.B. Priestley, F. Hanksbee, Desarguiller, etc. El interés por engendrar fenómenos y procesos dominó sobre las finalidades exhibicionistas. El fin último era buscar la utilidad a todo ello y no había distinción entre un elemento natural y un elemento artificial.

El hecho de que la electricidad fuera un fenómeno desconocido en la teoría y en la práctica supuso que se perfilara como lo no habitual, como lo nuevo, lo cual lo hacía especialmente atrayente. Ello lo convirtió en una posible práctica para aventureros sin preparación, imaginativos y creativos lo cual irritaba a los filósofos mecánicos. Los nuevos sabios ya no serían eruditos en matemáticas y mecánica, ni perfeccionadores de instrumentos. Ahora debían ser innovadores para poderse considerar investigadores. Lo característico era la libertad para experimentar e innovar dadas las muchas posibilidades de descubrir. Esto supuso la pérdida de un sistema único. Los fenómenos fueron vistos como consecuencia de la acción del científico quien es casi su inventor. La intervención experimental en cuestión alcanza y constituye, hasta cierto punto, el objeto y la realidad.

Volta apiló discos de igual tamaño de cobre y de cinc, sólo o con estaño, alternados, que llevaban intercalados entre cada uno de ellos un paño humedecido. Esta «pila de discos» empezaba y terminaba con discos de diferente tipo. Conectando con un alambre los discos situados en los extremos logró que fluyera un flujo eléctrico. La invención de la pila llevó a otras importantes innovaciones como la descomposición del agua mediante la electrolisis.

Berzelius desarrolló su teoría electroquímica en la que cada combinación química está constituida binariamente por un polo positivo y otro negativo. Como innovación simbólica, Berzelius, creó la formulación química. Como símbolo de una sustancia simple o elemento se emplea la inicial de su nombre griego o latino, seguido en algunas ocasiones de una segunda letra en minúscula.

En el campo del electromagnetismo destaca Oersted, Apere y, sin duda, Faraday. Éste gran inventor es responsable de la inducción electromagnética gracias al siguiente experimento: se enviaba una corriente de valor variable a través de una bobina de hilo metálico y se hacía nacer una corriente pasajera en una bobina vecina: el mismo efecto era obtenido si se empleaba una corriente constante recorriendo una bobina móvil o, lo que era lo mimo, un imán permanentemente instalado en la proximidad de una segunda bobina de hilo metálico. Este experimento pone en evidencia el principio fundamental de la dinamo.

En el campo de la termodinámica encontramos a Joule quien, a partir del descubrimiento de Faraday, conectó causalmente la mecánica y el calor. Helmhotz, y otros, a partir de Joule, pudo generalizar los principios mecánicos del movimiento en el conjunto de los procesos térmicos. Con esta disciplina las leyes tomaron un carácter probabilístico con los cual el instrumento matemático sufriría una mutación decisiva

Se formaría una subcultura de filósofos experimentales con su propio entorno simbólico (lenguaje especializado, literatura, etc) y, por supuesto, su propio entorno material (constituido en los laboratorios), etc. La química se presenta como disciplina natural básica. En el S. XIX, surge la necesidad de distinguir la ciencia de la filosofía. W.Whewell designa a los hombres que se consagran a la ciencia: “scientists” en lugar de “sabios” o “filósofos naturales”. Implicó una estabilización simbólica fruto de la estabilización organizativa de los científicos.

Benjamin Franklin probó que los relámpagos eran fenómenos eléctricos. Al mismo tiempo demostró que podía generar electricidad artificialmente. Entre Oersted y Faraday se establecieron las bases de la industria eléctrica lo que llevó a la electrificación de los entornos urbanos.

La diferencia entre el experimento de la filosofía mecánica y de las nuevas ciencias es que las nuevas ciencias, mediante instrumentos, construyen de forma homogénea y de forma recíproca un único corpus. Ello gracias también al desarrollo deductivo que por ejemplo se ejemplifica con N. R. Hanson y el descubrimiento del electrón positivo como deducción. Más tarde, Anderson, lo descubrió experimentalmente. Así, se combinaba teoría y experimentación para acrecentar el campo y las probabilidades de invención.  Blacket y Occhiliano establecieron que la deducción teórica no era pura especulación y que la observación del experimentador no era pura ilusión. Con la inclusión de la mecánica en la física y la química se inicia un proceso de unificación en un solo sistema de todo aquel nuevo conocimiento que había estado hasta entonces completamente disperso. Lavoiser y Coloumb son ejemplos de quienes introdujeron la mecánica y la matematización en tal conocimiento.

Para entonces, la mecánica es absorbida por la nueva física. Así pues, hay una inversión: los principios que rigen los fenómenos del electromagnatismo, de la óptica, la radiación, deberían dar la base que permita comprender choques, movimientos, atracciones y repulsiones.

J. C. Maxwell, en referencia al éter, intuye la teoría de la relatividad que Einstein más tarde desarrollaría. La luz dejaría de tener una velocidad infinita. Se entiende que el tiempo es necesario para la propagación de una señal o el desplazamiento de un impulso de un punto a otro. No hay una única medida de tiempo. Cada sistema tiene su propio tiempo. También se descubriría que la masa y la energía son dos aspectos de un proceso material único.

En química orgánica tenemos como ejemplo paradigmático del nuevo método sintético a Wöhler quien produciría urea por evaporación de la sal amoniacal del ácido orgánico. Fue posible la creación de propiedades idénticas a partir de substancias diferentes. M. Berthelot haría un progreso decisivo: partiendo de los elementos hidrógeno y carbono (y no de cuerpos simples ya constituidos) se hace la síntesis del acetileno por medio del arco eléctrico. Esto desestabilizaría completamente la noción de intervención por parte de una fuerza vital en la composición de las materias orgánicas (la concepción vitalista no aceptaba reducir la vida a explicaciones fisicoquímicas). En adelante sería posible hacer realidad en un laboratorio todas las substancias que se pudieran concebir.

Otra gran aportación que no podía dejar de mencionar es la tabla de Mendeléjeff la cual supuso la clasificación de 65 elementos entre el hidrógeno y el uranio. Con el descubrimiento de la radioactividad se completó, incluso los que los hombres habían inventado.

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