Riesgos y crisis de las nuevas energías y tecnologías de la modernidad: carbón, vapor, electricidad, motor de combustión interna, energía nuclear y ordenadores

1)Ciencia Moderna

La máquina de vapor, el carbón y el vapor fueron los recursos energéticos principales de la modernidad. Los desastres mineros, es decir, los accidentes al extraer el carbón de las minas, los accidentes en el uso de las máquinas de vapor en la industria y en el transporte, etc., fueron los detonantes de importantes crisis que acompañaron tales innovaciones.

Las explosiones de las calderas, los bloqueos, incendios, etc., significaron una seria preocupación. Esta crisis se combatió con la periodicidad de las inspecciones, con la exigencia de unas licencias que garantizaran utilizar modelos seguros de calderas, con la imposición de multas cuando los accidentes se debieran a la incompetencia, la falta de mantenimiento o la manipulación negligente del aparato.

La utilización de estas energías en la industria planteó y plantea otro tipo de riesgos relacionados con la organización social. El uso de máquinas, dentro del contexto del capitalismo, promueve un nuevo tipo de trabajo en el que el individuo pierde importancia como miembro básico para el buen funcionamiento de cualquier negocio. Ahora la máquina es la que disfruta de todo privilegio. En esta situación puede ocurrir o bien que el técnico que supervisa y manipula la máquina requiera de una profunda formación especializada en la máquina (ingenieros, etc) o bien esta formación es radicalmente más sencilla.

En el primer caso, la crisis que está asociada a tal suceso son las consecuencias de la especialización, algo que no está al alcance de todos. Esto, conectado con la optimización en la gestión del estado y la mundialización, de los cuales hablaré en el siguiente punto pues es más propio de la tecnociencia, plantea la cuestión de la división de trabajo que se da más allá del nivel laboral que yo he mencionado. Es decir, se da una interdependencia entre tipos de industria y en la producción de materias primas, la cual, como veremos, es generador de grandes crisis: industrialización y desindustrialización de diferentes regiones, difícil gestión de tales sistemas económicos complejísimos y en acelerada transformación, influencia en la vida cotidiana (creación y destrucción de trabajo, bioentornos, etc).

En el segundo caso, la crisis está asociada al empleo de fuerza de trabajo abstracta. Cualquiera puede hacer ese trabajo. El individuo concreto es dramáticamente prescindible. Sólo es necesario que cualquiera quiera realizar una sencilla función a cambio de un salario. Y esto se iría agudizando, cada vez más, en el futuro.

2)Tecnociencia

La corriente eléctrica y el motor de combustión interna fueron las nuevas energías y a ellas (y a las innovaciones que surgieron de ellas) les acompañaron importantes crisis.

Los primeros trenes de larga distancia alimentados por electricidad sufrieron, a pesar de los sistemas de tracción eléctricos, repetidos accidentes, sobretodo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando su uso se hizo masivo.

En el caso de los automóviles alimentados por el motor de combustión interna, los problemas eran numerosos: desde problemas de seguridad en caso de colisión o en relación con la salud del medioambiente, hasta problemas de convivencia silenciosa con el entorno. Todo ello venía acompañado por el tipo de problemas que la industria iba a traer consigo: multinacionales que monopolizaron el mercado y que aceleraron el proceso de mundialización, contaminación, conflictos internacionales por asegurar a buen precio los recursos energéticos de la gasolina y el aceite, intereses por no favorecer el transporte público, etc.

El avión, otra innovación emparentada al motor de combustión interna, también tuvo sus importantes crisis. Impulsado primero en el ámbito militar, cuando fue implementado en la aviación civil, gracias a la normalización que supuso la introducción del motor jet, el número de accidentes aéreos sufrió un importante aumento, sobretodo desde 1958.

Este tipo de innovaciones, con la ayuda de los medios de comunicación, aceleraron de forma radical el proceso de mundialización. Esto significaba varias cosas que tuvieron sus consecuencias negativas. Para empezar, en cuanto al distanciamiento entre tiempo y espacio. Lo que ocurriese a miles de kilómetros y lo que ocurriese a unos pocos metros de aquí podían ser dos fenómenos íntimamente conectados. La conexión entre lugares lejanos ocasionó y ocasiona cosas como: transformación local a causa de lo que ocurre en un lugar lejano, así por ejemplo un producto local puede no ser rentable por no poder competir con un producto extranjero; la intensificación de sentimientos nacionalistas, así por ejemplo el contacto masivo con culturas diferentes pueden provocar el sentimiento de ser “invadidos”, es decir, de que tales culturas están desestabilizando la cultura propia.

A nivel de estados, las relaciones internacionales tienen muchos efectos problemáticos al tender a ese “mundo único” como por ejemplo la pérdida de autonomía en virtud de un aumento de soberanía de grupos de naciones. En cuanto a la economía, y a diferencia de los estados (o las asociaciones entre estados), el capital no tiene fronteras lo cual ya ha quedado ejemplificado al hablar de cómo podrían estar conectados un producto local con un producto extranjero. Este privilegio que tiene la economía ha permitido que corporaciones multinacionales hayan acaparado suficiente poder como para poder medirse con estados enteros, pudiendo así influir en política y, por lo tanto y en definitiva, pudiendo superar las faltas naturales de su condición, a saber: la falta de territorialidad y la falta de control de los medios de violencia.

El orden militar mundial, otra de las caras de la mundialización, tiene una dinámica similar a la relación entre estados en cuanto a cooperación y sus implicaciones limitantes. A diferencia de otras facetas como la económica, el poder militar está presente incluso en el Tercer Mundo. Ante un panorama tan peligroso, cualquier conflicto local se convierte automáticamente en un conflicto mundial, lo cual, por la inmensa capacidad destructiva de las armas atómicas, implica riesgos incalculables.

Otra de las crisis más preocupantes de esta época tiene relación con los impactos que tiene el uso de productos químicos en la agricultura pues, y eso lo veremos en el punto siguiente al hablar de biotecnología, promueve la proliferación de desastre ecológicos que bien podrían competir con el armamento nuclear más temible.

3)Tecnociencia digital

La energía nuclear y el ordenador pueden considerarse los dos logros tecnológicos desencadenantes de nuestra época. A ellos, también, les acompañaron importantes crisis.

En el caso de la energía nuclear es consabido que su invención estuvo motivada por fines armamentísticos. La bomba atómica, utilizada en Hiroshima y Nagasaki, muestra el potencial dañino que puede ocasionar este tipo de energía. Su uso en más de 437 reactores ha servido para constatar los riesgos y el tipo de accidentes que le van asociados. A pesar de disponer de controles, basado en líquidos refrigeradores o barras de controles, el scram, es decir, la parada repentina de un reactor nuclear, ha sido una práctica excepcional causante de que millones de curies de materiales radioactivos invadieran y arruinaran el bioentorno y la economía de los afectados. Chernobyl es el ejemplo paradigmático de esto. Los costes en pérdidas económicas se calculan en más de 200 billones de rublos. Luego, son muy preocupantes los casos de cáncer y otras enfermedades, derivadas de la exposición al polvillo radiactivo, al igual que la contaminación que ocasionó en las tierras, agua subterránea, etc. Todo esto ha provocado el desarrollo urgente de medidas de seguridad más eficientes así como el diseño de reactores más seguros.

En el caso de los ordenadores, los problemas que han planteado no son menos preocupantes. Son atribuibles, a partir de 1985 hasta 1992, hasta 1100 muertes. Por ejemplo, por culpa de errores en el software de un sistema de seguimiento y detección de objetivos por parte de misiles Patriot, por el caso de Therac  25  y el del USS Vincennes. Además, errores informáticos son causantes de pérdidas económicas realmente serias como es el caso de errores financieros y de las actividades bancarias,  la pérdida del satélite Clementine ($80 millones) y, con el mismo gasto, el error en el sistema de direccionamiento de equipaje que hubo en el nuevo aeropuerto de Denver. Otro de los grandes problemas que los ordenadores han traído de forma inherente han sido los virus. La conexión en redes han hecho que virus como “Melissa” o “I love You” hayan provocado pérdidas de $80 millones y $10 billones, respectivamente.

En la actualidad, ciencias como la biotecnología y la nanotecnología, en plena expansión, presentan nuevas crisis a las que tendremos que hacer frente.

En el caso de la biotecnología, en los últimos años ha sido descubierto un suceso totalmente inesperado: la transferencia génica horizontal. A causa de ello muchas enfermedades están resurgiendo por todo el mundo más resistentes que nunca, además de surgir nuevas enfermedades como la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) de efectos muy serios: económicos (3000 millones de libras sólo en Reino Unido), políticos (agricultura, sanidad, política exterior, relaciones comerciales, etc.), etc. El enorme potencial destructivo de la biotecnología permite compararla con armas de destrucción masiva, por ejemplo, lanzando estratégicamente organismos transgénicos que pudiesen replicarse indefinidamente, separarse y recombinarse.

La nanotecnología plantea problemas entorno a las IA, la autorreplicación, etc. El miedo a que los futuros robots acaben tomando conciencia de su situación de servidumbre respecto a sus creadores o que una “plaga gris” pudiese expandirse sin control por todo el mundo.

Ante un panorama general tan desalentador, el cálculo de todos estos riesgos comporta también su serie de crisis. Para empezar, el desarrollo de los seguros en términos probabilísticos y en el marco legal ha propiciado que riesgos escandalosamente altos sean relativizados, menospreciados en su necesidad de sofisticado control o peor aún, ignorados. El hecho de no poder estar preparado para un accidente catastrófico alimenta todo esto. Además, la falta de responsabilidad para aquellos casos que más responsables hay, crea libertades y tabúes que en nada ayudan a desarrollar nuevos controles de prevención.

Así, las decisiones políticas que se toman al respecto no tienen en cuenta estos peligros y se centran sólo en las virtudes de las tecnologías. El hecho de que, como en el caso de Alemania con Jürgen Trittin (1998), cargos públicos determinen, según los intereses del partido, de sus patrocinadores y de otras circunstancias, si es necesario (o no, en este caso) la formación de un comité especializado en evaluar riesgos, convierte toda esta problemática en algo preocupante por la falta de un reconocimiento básico a todo lo expuesto. Por otra parte, si esto no fuera poco, cuando estos comités son consultados está el problema de que éstos los forman científicos e ingenieros, dejando de lado otros expertos que estarían realmente capacitados para diagnosticar los efectos de ciertas industrias en la sociedad, la política, la economía, la vida de cada día.

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